La ruta a Venezuela de Santa Claus tiene su punto de partida en A Coruña

La ruta a Venezuela de Santa Claus tiene su punto de partida en A Coruña
Francisco Rodríguez apenas tenía espacio en su tienda debido a la gran cantidad de cajas con destino a Venezuela que dejaron sus clientes | Javier Alborés

Los océanos más insalvables no son los que marca la naturaleza, sino los que la situación geopolítica convierte en fronteras más allá de lo navegable. El que separa a los 5.921 venezolanos residentes en A Coruña se han encargado de unirlo a través de un puente aéreo y marítimo el matrimonio formado por Francisco Rodríguez y Soleymar García, responsables de las dos tiendas Budare Market en la ciudad. Además de todos los productos que apelan a la nostalgia venezolana en particular y latina en general, su servicio más demandado es el del envío de cajas vía barco o avión al país caribeño.

 

“Cada persona se deja unos 90 euros de media y viene cada tres o cuatro meses a mandar”, dice Francisco, dueño de Budare 

 


Los locales del paseo de Ronda y la calle de Fuente Álamo se quedaron literalmente pequeños en la última semana. Allí dejaron empaquetados buena parte de sus presentes navideños los venezolanos que no solamente han venido a la tierra que en su día abandonaron sus abuelos en sentido contrario para encontrar un futuro mejor. También se trata de alegrar un presente cada vez más difícil a los que se han quedado.


Todo lo que pueda caber


Se trata de 30 cajas de diverso tamaño que recuerdan en cierta forma a los convoys de ayuda humanitaria. El contenido, lleno de productos cotidianos aquí, se convierte en una valija de pequeños lujos una vez arriba a su destino. “Sobre todo, la gente envía artículos que aquí son accesibles, pero allá son costosos o difíciles de encontrar: Aceite de oliva, jamón serrano o ropa de Inditex, tremendamente cara allá. Además, también pequeñas conservas, mariscos o pescados, que aquí pueden parecer baratos”, afirma Fernando, de 27 años e hijo de gallegos que, con 21 años, hizo las maletas. Probó suerte en Ourense con la hostelería, pero fue en plena pandemia cuando por fin les  sonrió la suerte a él y a su mujer. Entre el 1 de mayo de 2021 y el pasado 18 de junio abrieron los dos Budare Market de la ciudad. “Los emigrantes de entonces también llegaron trabajando y buscando tener negocios propios”, recuerda. “Tenemos que trabajar muchísimo para tener lo nuestro, porque llegamos sin nada; tenemos que trabajar el doble para conseguir lo mismo que los demás, porque a nosotros llegar a un coche, por ejemplo, se nos hace más difícil”, añade.

 

El precio de las cajas vía marítima oscila entre los 40 y 95 euros; lo que importa es el volumen y no el peso de las mismas

 


El próximo barco hacia Venezuela zarpa el 15 de septiembre. Es el último en el que se asegura la llegada de las cajas para Navidad, ya que el plazo aproximado es de tres meses. El precio de cada caja oscila entre 40 y 95 euros. Lo que importa es el volumen, no el peso. “Más o menos cada persona se deja unos 90 euros de media y viene de media cada tres o cuatro meses a mandar algo”, explica. La otra vía es la aérea, con un coste de 15 euros para el primer kilo y 12 los siguientes. “Normalmente es gente joven que manda a sus papás y de edad media, entre 35 y 50, que lo hace a sus familiares”, apunta el responsable de Budare. De momento, solamente es posible el envío a Venezuela, aunque sobre la mesa está aumentar a otros destinos de América Latina, debido a las peticiones


La seguridad y la recepción están garantizadas, aunque requieren de una declaración jurada previa con el contenido de cada caja. “No hay problema de que se abran, porque llevan un precinto de seguridad que, si se abre, uno se da cuenta al recibir el paquete”, advierte Francisco..


Todo tipo de clientes


Una vez despachados los envíos, el Budare volverá a ser parada obligada para quienes no quieren olvidarse del sabor de los quesos típicos de su tierra, o pequeños placeres en formas de chucherías, entre los que el Pirulín es el rey. Todo es importado, salvo productos congelados como los tequeños, que no resistirían el trayecto. “Los traemos de Europa, pero siguen siendo producto venezolano”, puntualiza.


Sus clientes, no obstante, hace tiempo que dejaron de ser solamente paisanos para certificar, que en el mundo de hoy en día, las fronteras son un concepto cada vez más relativo. “Muchos son gallegos que vivieron allí y quieren volver a retomar el sabor, pero también coruñeses que quieren probar”, finaliza el mensajero de la esperanza para buena parte de la colonia de su país, la más numerosa de la ciudad.


Tres meses en el Océano Atlántico le esperan a unos envíos cuyo significado trasciende el valor del contenido en sí. 

La ruta a Venezuela de Santa Claus tiene su punto de partida en A Coruña

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