San Andrés se convertirá en un bulevar sin mancha con el cambio de las 300 moreras

El Ayuntamiento decidió modificar la plantación para evitar que los frutos salpiquen la nueva calzada
San Andrés se convertirá en un bulevar sin mancha con el cambio de las 300 moreras
Obras en San Andrés /Javier Alborés

Las obras de San Andrés avanzan lentamente bajo el sol de julio. El asfalto está levantado y los peatones se mueven con dificultad entre las estrecheces de las vallas de obra, soportando el ruido de las máquinas que perforan el subsuelo. Cuesta imaginar en su estado actual el aspecto definitivo que tendrá, cuando evoque el paseo que fue siglos atrás, antes de la era del motor de explosión, cuando lo peor que podía atropellar a un coruñés despistado era un carruaje. El último paso será plantar moreras, nada menos que 300. El Ayuntamiento ha escogido esta especie porque es precisamente la que se levantaba allí en el siglo XVIII


Sin embargo, habrá un cambio sobre el plan inicial: las moreras  que se plantarán están modificadas genéticamente para no dar fruto. La alcaldesa, Inés Rey, comentó que realizaron esta modificación después de que una vecina, Maribel Gómez, les hiciera una curiosa advertencia. “Me dijo que las moreras  sueltan un fruto que mancha muchísimo y que hay una especie macho o ‘fruitless’, que es la misma pero sin fruto”, comentó la regidora, que tomó nota de aquel detalle. “Me dijo que si no se ponían moreras sin frutos íbamos a estar limpiando todo el día”, recuerda la regidora. 

Moreras en la zona de juegos infantiles en la Marina @Albores
Moreras en la zona de juegos infantiles en la Marina /Javier Alborés


Un ejemplo de ello es en La Marina, donde los árboles que dan sombra a la zona que rodea al área de juegos infantiles son moreras. Alrededor pueden verse las manchas indelebles que dejan los frutos una vez retirados. Este no será lo mismo en la calle de San Andrés.


En todo caso, la alcaldesa está decidida a que se planten moreras, a pesar de que se trata de una especie foránea. Este árbol procede de China, donde es cultivado porque el gusano de seda se alimenta de sus hojas. Desde allí se expandió por todo el mundo por su cualidades ornamentales: no es muy grande, de manera que no corre el peligro de que se desprendan ramas que hagan daño a la gente, soporta bien la contaminación y crece bastante rápido. 

 

 No es muy grande, de manera que no corre el peligro de que se desprendan ramas que hagan daño a la gente, soporta bien la contaminación y crece bastante rápido


Que las moreras no den fruto tendrá, además, otra ventaja: el público no se peleará por recolectarlos, como ocurre en otros puntos de la ciudad con este fruto en la propia Marina o con las castañas que caen de los árboles en Elviña. Por eso siempre se considera una idea cuestionable plantar frutales en un espacio público. Marea Atlántica se planteó hacerlo cuando estaba en el Gobierno local, pero desistió porque la gente maltrata a los árboles para hacerse con los frutos.

Calle de San Andres. Plaza de Santa Catalina
Calle de San Andres en torno a 1900 / COLECCIÓN BARTOLOMÉ-CHAVERT

Plataforma única

Parte de estas moreras, unas 80, se plantarán en las barreras vegetales que separarán el tráfico rodado del peatonal, puesto que San Andrés se volverá de plataforma única. Se habilitará nuevo mobiliario urbano y se reforzará la accesibilidad gracias, como se ha dicho, a la eliminación de la zona azul que existe en la vía, lo que supone la desaparición de unas cuarenta plazas de aparcamiento. Por el contrario, se ganará espacio para las zonas de carga y descarga. Son dos, una de 21 metros y otra de 30. La primera se encontrará entre los números 144 y 150 y la otra en la intersección con la Rúa Nueva.

 

Además, los conductores con movilidad reducida podrán disponer de un espacio adicional a la que ya tenían en la plaza de Santa Catalina. Se encontrará en el cruce con Rúa Nueva. Los dos aparcamientos de motos se trasladan también, a las calles de Santa Catalina y Huertas. Por el contrario, la parada de taxis se mantiene, pero se adaptará su geometría a la nueva configuración de la calle.


De momento se han abierto ya varios tramos a partir de la iglesia castrense, donde se ha cambiado el antiguo empedrado por hormigón desactivado. Desde luego, para evocar una imagen de épocas pasadas habría sido mejor conservar los adoquines, pero resulta que son muy poco prácticos para soportar el tráfico pesado que seguirá recorriendo  la calle, así que finalmente se optó por un firme moderno y resistente por el que ya se puede transitar, al revés que en el resto de San Andrés, aún intransitable. 


Todavía queda mucho por hacer, claro: las obras comenzaron en marzo y tienen un año de duración. Pero la próxima primavera los coruñeses podrán contemplar las moreras en flor en San Andrés. 

San Andrés se convertirá en un bulevar sin mancha con el cambio de las 300 moreras

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