Es casi una tradición que en verano, los jóvenes de Monte Alto bajen a San Amaro a bañarse. Los más atrevidos saltan desde el mirador, desde casi diez metros de altura. Pero, por muy tradición que sea, sigue estando prohibida y, en lo que va de verano, la Policía Local ya ha tenido que multar a varios de estos jóvenes imprudentes, todos ellos menores, que ignoran los avisos que los socorristas realizan por megafonía.
En realidad, son niños los que saltan al mar con su habitual inconsciencia, sin que les importen la cercanía de las rocas o que un clavado demasiado profundo les haga chocar con el fondo durante la marea baja. El peligro de sufrir una lesión espinal existe, y por eso los socorristas les advierten en cuanto suben corriendo al mirador y comienzan a lanzarse uno detrás de otro. Pero ellos se ríen y les responden con gestos obscenos.
Es entonces cuando los socorristas llaman a los agentes del 092 que acuden a identificar a los pequeños. En algunos casos se ha saldado con multas por desobediencia a la autoridad, 300 euros que tendrán que pagar sus padres. Pero esto no ha disuadido a los demás, a los que les parece que es una diversión aún mayor que les persigan los policías.
En varias ocasiones, la Policía Local ha tenido que cerrar el acceso a este mirador. Se trata de una infraestructura inusual Originariamente era la base de una grúa que cargaba las piedras para formar la escollera. En 1999, Paco Vázquez decidió rehabilitar la estructura y llegó a un acuerdo con Demarcación de Costas que se encargó de restaurarla, instalando un mirador con una barandilla. El Ayuntamiento la restauró recientemente. Ahora como cada verano, vuelve a ser un trampolín.