Tras la dureza de ‘La sal’ (Espasa), la escritora coruñesa Sibila Freijo vuelve a un tono que ella mismo asegura que es en el que mejor se mueve. Con humor e ironía afronta en ‘Señora lo será tu puta madre’ (Espasa) temas serios que considera que había que poner encima de la mesa. Ayer presentó la novela en la librería Hoboken.
¿Cómo surge una novela como esta?
Ya sabes que va del temazo de la menopausia, la crisis de la edad... surge porque creo que es el momento de sacarlo y visibilizarlo. La sociedad estaba pidiendo a gritos que los temas femeninos, como la menopausia, menstruación, maternidad... que todos esos temas se pusieran encima de la mesa y se hablara de forma franca, con humor. Creo que no se habla de ello porque afecta a un sector de la población que no afecta mucho, ¿no? Que es el de mujeres de cincuenta, cincuenta y pico, que es como que ya no estamos en el punto de mira, en el foco de atención. Es un intento de poner el foco en nosotras, en las que ya no somos jovencitas, pero en absoluto somos viejas, que tenemos mucha vida por delante.
Aborda temas serios con humor, ¿ha sido difícil volver a cambiar el registro tras ‘La sal’?
Creo que fue ‘La sal’ el cambio de tono. Eso fue lo diferente. Este tono irónico es más cercano a lo que tenían en la novela erótica, más ligero, más irónico. Para mí, los asuntos serios solo hay una forma de abordarlos, que es bajo el prisma del humor. No es algo impostado, es mi mirada y mi voz. Aunque el libro trata temas profundos e importantes, creo que todo es mejor desdramatizando, quitando hierro y riéndonos de nosotras mismas. Porque a veces la única opción es esa, la otra es caer en depresión.
Apenas acaba de salir, pero con ese título, ¿cómo está siendo la recepción?
Está gustando muchísimo el título (ríe) y creo que atrae mucho. Cualquier mujer entre 40 y 60 se puede identificar con él, porque estamos tan hartas del ‘señora’ quince veces al día que creo que alguien de mi edad piensa esto varias veces al día, o algo parecido. Además, tiene una trama que engancha. El libro es muy de verdad. Me gusta el hecho de hablar de cosas tan serias de una manera tan divertida, que parece frívolo.
“Me quedé atrapada en Perú por un problema con mi pasaporte. Estuve quince días sola en una ciudad extraña, no conocía a nadie. Cuando me dejaron salir, me fui de mala gana
¿Y ha sido complicado tocar esos temas con humor sin caer en esa frivolidad?
No, porque como es mi mirada y me considero una persona medianamente inteligente, creo que se puede hacer humor con todo. Incluso se puede vivir con humor, y es lo que se debe hacer (ríe). No es que pretenda ser graciosa, es que es como yo lo veo y mi manera de ser, que es inseparable de mi manera de escribir. Yo soy auténtica, no hay trampa ni cartón.
La novela transcurre en Madrid y en Perú, ¿por qué allí?
Porque a Perú fui el año pasado y me dejó un episodio que le pasa a uno de los personajes, a Magda. Me quedé atrapada por un problema con mi pasaporte. Estuve quince días sola en una ciudad extraña e inhóspita, no conocía a nadie... me dediqué a vagar sin rumbo por Lima. Cuando me dejaron salir, como que me fui de mala gana, había establecido una relación de dependencia y no me quería marchar (ríe). Tenía que contar eso y se lo encasqueté a un personaje (ríe). Luego ya, como puse Lima, tenía que seguir con el resto de Perú, que eran sitios por los que había pasado. En las novelas, igual que te digo que soy muy real, también me gusta meter una parte aspiracional, de fantasía, un viaje... como para hacer viajar al lector, ser un poco evocadora, dar esa de cal y esa de arena. Te hablo de las miserias de la menopausia, de la maternidad... pero te lo pongo en un escenario maravilloso. El objetivo también es que el lector quiera ir a Perú.
¿Y ya hay ideas para el futuro?
Ya estoy elucubrando, pero se me ocurren cinco ideas a la semana, pero luego pueden cambiar. Me gustaría mantenerme en este registro, un poco más de humor e ironía.