Si hay una zona de la ciudad cuya movilidad puede calificarse cuanto menos de singular ese es el Barrio de las Flores, donde hay que ser muy de allí de toda la vida para conocerse al dedillo todas las direcciones y recovecos. Sin embargo, si el barrio ya es de por sí complicado para los viandantes o los vehículos que se las apañan para encontrar una dirección, la realidad alcanza niveles de reto para las personas de movilidad reducida. Cierto es que seis décadas atrás, cuando comenzó una construcción a la postre premiada, el concepto de movilidad era radicalmente distinto. Sin embargo, una población cada vez más envejecida se las ve y se las desea para sortear escaleras especialmente empinadas o, simplemente, para poder desplazarse en silla de ruedas por una acera, sin tener que ocupar la carretera.
La situación ha pasado al primer plano de las prioridades de la Asociación Veciñal en Defensa do Barrio das Flores, que hace unos meses logró una actuación sobre los pasos peatonales para que éstos fuesen más accesibles, y que ahora mantiene esa batalla para hacerlo extensible a las calles. “El Ayuntamiento se ha comprometido a hacernos los accesos para minusválidos, pero es que hay zonas en las que la gente directamente no quiere bajar a la calle”, lamenta la presidenta, Caluxa Barrientos. “Somos una población envejecida, con mucha gente que no puede bajar escaleras y que en su día a día se ve limitada”, añade.
Dos de los puntos más complicados para la movilidad son la calle de los Claveles y la calle de los Castaños, ambas muy próximas. La primera no tiene anchura suficiente para que una silla de ruedas pueda circular, lo que implica que las personas de movilidad reducida tengan que convertirse en un vehículo más.
En el caso de la calle de los Castaños son las escaleras y las rampas las que desafían la capacidad de muchos vecinos. “Tenemos el compromiso de que, cuando terminen el tema de las tuberías, se busque una solución”, subraya Barrientos. “Conseguimos los pasos de peatones en su día y ahora queremos unas rampas, porque no puede ser que haya tanta gente que no sale de su casa”, prosigue la dirigente vecinal.
Además, en la comunicación constante de los vecinos de las Barrio de las Flores con el Ayuntamiento también es recurrente el tema de los gatos callejeros y su mantenimiento. Conseguida la licencia para alimentar a la población felina, los residentes solicitan ahora más casetas para la que es una de las colonias más numerosas de toda la ciudad.
En los últimos meses el Ayuntamiento ya hizo entrega a los vecinos de varias casetas estandarizadas, a pesar de que éstos habían construido con sus propias manos casetas de manera provisional. l