Hoy a las 21.00 horas da comienzo la Semana Clásica de las fiestas de María Pita con el concierto de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) con su nuevo director titular al frente: Roberto González-Monjas. El programa de hoy contempla el ‘Capricho español’ de Rimski-Korsakov y ‘Cuadros de una exposición’ de Musorgski, dos obras que el nuevo director define con una sonrisa sobre lo que le depara al público: “fuegos artificiales”.
González-Monjas asegura que la “cita de María Pita es muy importante para nosotros”. Por un lado, “como regalo al público”, pero también “como conexión con la ciudad”. Las dos obras elegidas, “dentro del repertorio de la orquesta, son quizá las más divertidas, completas, explosivas y extraordinarias”, porque “son como dos cartas de amor a la orquesta, se escucha todo: a los solistas, espacios para cada sección... es como realzar todo el talento de la orquesta con dos obras”. Lo que mostrará la OSG en María Pita “es exactamente lo que haríamos en el Palacio de la Ópera, es como un menú degustación”.
No es la primera vez al frente de la OSG, pero sí como director titular. “Ya se ha creado una conexión y una confianza que me encantan, me ha emocionado mucho”, indica González-Monjas.
El pasado año, los directores y solistas que visitaban la ciudad situaban a la OSG como una de las mejores formaciones de Europa. González-Monjas asegura que la orquesta lo sabe, pero matiza que “lo bueno es que quieren trabajar, quieren mejorar, y ese es el quid de la cuestión de por qué son tan buenos, porque no se lo creen del todo”. “Eso es muy importante, no creérselo del todo significa seguir buscando modos de aprovechar, de mejorar, de crecer más”, apunta el director y añade que la OSG “tiene una reputación extraordinaria” algo que le hicieron saber “los directores más famosos” en cuanto lo nombraron titular.
Explica que, por ahora, no mira a cuántos años estará aquí. “Lo primero que tenemos que hacer es conocernos”, asegura, mientras añade que “el primer par de años nos va a servir para ver cómo trabajamos, ver en qué direcciones queremos ir juntos, cómo es el trabajo, que tipo de proyectos, qué tipo de programas... a mí me gusta que no haya presiones”.
Cuando supo que sería el titular, explicaba que era muy importante la psicología con los músicos. Pero matiza que hay que saber tratar a los músicos desde su posición: “sería idiota por mi parte (ríe), no tendría cerebro si pensara que yo estoy en una esfera y vengo aquí a mandar. No, yo vengo a inspirar, con una visión, a trabajar. Si doy un batutazo y no hay nadie, eso no suena, me hace falta la orquesta para desarrollar mi trabajo”. "Es una relación entre iguales, sí que tengo que traer una visión y unas líneas maestras de como va a ser la obra, pero también les doy espacio (a los músicos) para que me devuelvan o me digan lo que quieren hacer y, poco a poco, hacemos música de cámara juntos", añade.
Sobre la temporada que empezará en otoño, González-Monjas recalca el que es un año de "transición". "Quisimos hacer una temporada ecléctica: mirar un montón de estilos, compositores, modos de componer, diferentes solistas... buscar la manera de explorar juntos, ver por donde queremos ir, antes de meternos en una línea programática demasiado encorsetada", comenta.
Y es que lo que asegura que le interesa es "que primero veamos cómo estamos, lo que nos gusta hacer", para luego, "poco a poco", hacer "series de conicertos o temporadas más programáticas, pero dando pasoso poco a poco". Y es que, como una suerte de máxima, explica el director que prefiere ese camino "más que llegar y cambiarlo todo".