El año decisivo del hombre orquesta que no se quería dedicar a la fotografía

El año decisivo del hombre orquesta que no se quería dedicar a la fotografía
Algunas de las imágenes de la primera estancia | Quintana

Su camino no iba encaminado hacia la fotografía, sin embargo, hoy en día es considerado uno de los mejores fotógrafos vinculados al mundo de la moda.
 

‘Steven Meisel 1993. A Year in Photographs’ abre sus puertas hoy, con un recorrido que aborda el año 93 de Meisel, un tiempo decisivo de su carrera en el que logró firmar 28 portadas y más de un centenar de editoriales, una hazaña aun a día de hoy difícil de explicar.
La muestra, que se podrá visitar hasta el 1 de mayo en el muelle de Batería, sucede a la dedicada a Peter Lindbergh y, tal y como se avanzaba ayer desde la organización, abre las puertas a más exposiciones de este tipo en próximos años. 


Es la primera vez que la obra de Meisel se reúne de este modo de cara al público y lo hace al amparo de la Fundación MOP, que preside Marta Ortega, porque, tal y como detallaba el agente del artista, Jimmy Moffat, el fotógrafo confía en la empresaria gallega, “él estaba seguro en sus manos”, aseguraba para explicar el por qué de disponer su obra ahora.
‘A Year in Photographs’ se centra en las instantáneas de Seteven Meisel en el 93, pero añade, en exclusiva, un puñado de fotografías que él tomó en las calles de Nueva York cuando tan solo tenía doce años.


El recorrido permite observar algunos aspectos clave de la fotografía de Meisel, encarnados todos ellos en reconocidas figuras como Linda Evangelista, su musa, Carla Bruni, Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Barbra Streisand, Marlond Richards o Twiggy.

 

Steven meisel 2 Quintana
Algunas de los retratos de Meisel que se pueden ver en el muelle de Batería | Quintana


La rapidez con la que trabajaba Meisel era uno de los factores que hacían que las y los modelos quisiesen trabajar con él. Su concienzudo trabajo previo hacía que en poco más de media hora pudiese solventar una sesión en la que otros demoraban horas.


A pesar de la rapidez, Meisel era capaz de moldear movimientos inesperados, pero exactos, como un baile, y hacer que, inconscientemente, quien estaba enfrente del objetivo hiciese lo que él quería. “El juego es la forma más pura de la creatividad”, recordaba Moffat.
 

 
 

 

 

Gran director

Su detallado trabajo cuidaba la escena al milímetro, no solo al modelo, sino también los títulos de los libros que salen en imagen, la posición de los objetos o las fotografías dentro de fotografías. “Steven es como una orquesta completa”, detallaba Moffat. 

 

La habilidad de Meisel para dirigir con exactitud el movimiento se extrapolaba incluso a las fotos grupales, donde era capaz de captar el mencionado baile fotográfico.


Durante el recorrido de la muestra se pueden ver muchas de las cualidades del fotógrafo. En un pequeño espacio se puede apreciar como Meisel viajaba desde la sencillez con Claudia Schifer, a la sensualidad con Carla Bruni, pasando por el histrionismo con Kristen McMenamy.


En el transcurso se recurren los espacios predilectos de Meisel, como los londinenses o la finca abandonada de Long Island en la que tanto retrató tanto a hombres como a mujeres.

 

Steven meisel 3 Quintana
Entrada de la nave que acoge la exposición | Quintana


 

Fluidez

Meisel no concebía ser fotógrafo durante sus primeros años porque creía que los gays no se podían dedicar a esta profesión, pero con el tiempo él mismo desterró esta idea.

 

Su visión del hombre y de la mujer correspondían más al mundo actual que al de los 90 que se muestra en la exposición, ya que ambos géneros se diluyen en sus creaciones y fluyen como uno mismo.


Y es que Meisel, con su fotografía, fue una de las figuras que buscaron acabar con esa imagen de “hombre Marlboro”, del que todavía quedan detalles en algunas de sus imágenes de Marlon Richards, hijo del mítico Rolling, cuyos rasgos también se fueron diluyendo en el resto de instantáneas que le tomó en ese año 93.


Si Linda Evangelista era su musa, Twiggy era su sueño. En el muelle de Batería se puede ver la única fotografía que le tomó como profesional, aunque no fue la única. Un Meisel de doce años, para nada carente de picardía, logró averiguar en que estudio de fotografía estaba Twiggy, en unos sesenta en los que internet no hacía la vida tan fácil como hoy en día. Hasta el lugar se acercó el proyecto de fotógrafo que no se veía en la profesión y consiguió tomarle una instantánea a la actriz, a quien no le desveló su identidad hasta que, en el 92, se volvieron a encontrar.
 

Pasado

El conjunto de ‘A Year in Photographs’ se centra en el mismo año, pero el espacio da la bienvenida al visitante con un compendio del pasado que forjó al mejor Meisel, con un repaso a una decena de creaciones que el fotógrafo realizó en los años previos.
 

Es en este mismo lugar donde se muestran las instantáneas exclusivas que Meisel tomó de niño en las calles de Nueva York, así como el compendio de portadas de Vogue que llevaban una imagen firmada por el genial fotógrafo, cuyo legado descansará hasta mayo en aguas coruñesas. 

El año decisivo del hombre orquesta que no se quería dedicar a la fotografía

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