Situado en la zona de la Pescadería, es uno de los palacios más insignes de la fachada coruñesa pero no todo el mundo ha tenido oportunidad de entrar y mucho menos de pasar más allá de la zona destinada a despacho y oficinas. Hoy es la sede de la subdelegación del Gobierno, pero el edificio ha tenido muchas más vidas. De todas esas vidas pasadas habla el guía Suso Martínez en la visita abierta al público que se celebrará mañana con motivo de la semana de la Administración Abierta. El éxito de la convocatoria ha sido tal que, al poco de abrir el enlace para que los interesados pudieran anotarse, todas las plazas estaban cubiertas.
Los periodistas pudieron disfrutar esta mañana de un aperitivo de cómo será la visita de mañana, dramatizada y conducida por un personaje, el Duque de Montpensier, que es el encargado de contar la historia del edificio, construido a mediados del siglo XVIII dentro de la operación urbanística que supusieron las Casas de Paredes, en un intento de modernizar y unificar la fachada marítima que fracasaría, como es visible en la zona del callejón de la Estacada, donde se rompe esa uniformidad que pretendían los arquitectos de la época.
La visita, que dura 90 minutos, arranca en el exterior del edificio, en donde Antoine d'Orleans explica esta curiosidad de la arquitectura coruñesa de la época, para continuar después en el interior del edificio, que fue edificio de Hacienda hasta que se trasladaron las oficinas a la casa de la cultura Salvador de Madariaga, en Durán Loriga, en 1934.
La última reforma grande se acometió en 1947 para convertirse en sede del Gobierno Civil, con Antonio Martín-Ballestero como primer residente en la primera planta. Este espacio de la vivienda, ubicado en la zona noble, es una de las partes más interesantes de la visita, con la curiosidad de ver cómo era la habitación del gobernador. Esta zona sufrió algunas reformas también en los años setenta, como se puede ver en el añadido que se hizo a la mesa de juntas, en donde se celebraron varias reuniones preparatorias de los consejos de ministros de Franco, que acudía de forma bastante habitual a este edificio.
Como curiosidad, a pesar de las reformas del periodo franquista, parte de la decoración anterior sobrevivió, como las tres sillas de cuero que hay en el salón. En una de ellas está grabada la Torre de Hércules, como en cualquier escudo coruñés. Eso sí, si el espectador se fija puede ver que en la parte superior del faro aparece un libro, la Constitución, lo que demuestra que algún detalle pervivió a lo largo del tiempo.