La prisión de Teixeiro tiene fama de ser una de las instalaciones más seguras del sistema penitenciario español. El resultado es que a menudo aloja a los reclusos más problemáticos, aquellos que son más peligrosos o los que se resisten a adaptarse. Un ejemplo de ello es su próximo ingreso: el ‘artista’ de las fugas que hasta ahora estaba encerrado en la cárcel de Monterroso y que la semana que viene será trasladado.
Este presidiario ha alcanzado cierta notoriedad por haber protagonizado varios intentos de fuga. El último, este mismo martes: se supone que tenía que acudir a una actividad educativa en el centro penitenciario lucense pero, en vez de eso, logró escaparse y saltar la primera valla antes de ser localizado. Los guardias se le echaron encima cuando había saltado la segunda alambrada y ya se encontraba a punto de alcanzar el muro exterior.
Ahora se encuentra en el módulo de aislamiento de Monterroso, pero pronto pasará a ocupar una celda en el equivalente de Teixeiro. Solo un puñado de los cientos de presos del centro penitenciario de Curtis comparten ese módulo, reservado a aquellos que se resisten a encajar en la vida carcelaria.
Por Teixeiro han pasado individuos realmente peligrosos, como el que en enero de este año protagonizó un violento incidente en la Audiencia Provincial de Albacete: estaba siendo juzgado por golpear a un desconocido en un supermercado con una botella de cava hasta dejarle lisiado. Durante el juicio, trató de matar a su hijo también antes de ser reducido por la Policía Nacional. Otro ejemplo es el preso guineano que había matado a su pareja a puñaladas y que luego había matado a otro interno a patadas en Córdoba antes de acuchillar a varios guardias en Cádiz. Pasó año y medio en Teixeiro hasta que fue trasladado a A Lama en enero de 2019.
Recientemente trascendió que la prisión de Curtis acogía nada menos que la cabecilla de los Latin Kings, Se supo que continuaba dando órdenes cuando salía de permiso, pero en la prisión no causaba ningún problema: hasta había sido nombrado ordenanza.
La explicación es que Teixeiro es una cárcel moderna, construida en 1998, que incluye un módulo de aislamiento, lo que no ocurre con las antiguas, de esquema radial, o del modelo Las Palmas. Allí los patios son más pequeños, hay más cancelas, y solo se permite salir al patio, como máximo, a dos reclusos a la vez. Es la vida de un preso 91-2 o 91-3: los inadaptados al régimen carcelario. Algunos han protagonizado motines o agredido a funcionarios. Para evitarlo, nunca pasan mucho tiempo en una prisión pero siempre se trata de un ‘centro tipo’ como Teixeiro.