Puede que el saber no ocupe lugar pero, sin duda, supone un gasto. El Claustro de la Universidad, reunido ayer, escuchó un informe presupuestario, en el que se concluye que será necesario recortar gastos: el vicerrector de Economía y Planificación Estratégica, explicó que el presupuesto de la Universidad en 2023 era un 5% inferior al de 2009.Todavía no se conoce cuál es el desequilibrio del balance.
Actualmente, los ingresos por las matrículas (13.746 matrículas frente a las 13.578 del 2022) cubren solo los gastos corrientes y la Xunta destina 119 millones de euros pero los sueldos consumen casi todo es dinero, dejando solo un margen de tres millones de euros. A esto hay que sumar (o restar) la insuficiencia de financiación. Para evitar un recorte de personal, el equipo de gobierno ha decidido mantener la prórroga presupuestaria que se aprobó en diciembre, mientras buscan nuevos fondos y replantean el presupuesto.
Por otro lado, en lo que se refiere a recursos externos, el año pasado se consiguieron 14,7 millones de euros para investigación. Es una cifra similar a años anteriores mientras que los costes han crecido debido a la inflación a pesar de la política de control de gastos de la Universidad, como señaló el nuevo rector, Ricardo Cao. Por otro lado, el Gobierno central no convocó ninguna convocatoria por infraestructuras, lo que ha perjudicado las cuentas de la Universidad.
En el lado positivo, se firmaron el año pasado 248 contratos por un importe de 5,98 millones de euros, se presentaron 16 patentes, 20 registros de software y se crearon dos spin-off. También se incrementaron las publicaciones científicas hasta llegar a los 1.115. La Valedora Universitaria informó del balance de actividad de 2023, que se registraron 101 quejas y 90 consultas. Según la valedora, estas cifras “merecen unha reflexión e análise”. Gran parte de las quejas procede del alumnado (56%), seguido del profesorado (19%) y de administración y servicios (13%).