Urbanismo retira de forma progresiva el empedrado de las calles del centro de A Coruña

La reforma de San Andrés permitirá eliminar un tramo de adoquines que se ha hundido en dos ocasiones
Urbanismo retira de forma progresiva el empedrado de las calles del centro de A Coruña
El adoquinado de San Andrés se instaló por primera vez en 2012 y presenta profundos socavones a pesar de las reparaciones a las que se le sometió por el peso del tráfico rodado | Javier Alborés

Poco a poco, el empedrado desaparece del centro de la ciudad. Cundo la alcaldesa anunció que este mes comenzaría la reforma de San Andrés, aclaró que el nuevo firme estaría compuesto de hormigón desactivado. Aunque originalmente no estaba proyectado, también se aprovechará para renovar con este material el tramo que va desde la Iglesia Castrense hasta la Estrecha de San Andrés, y que actualmente está compuesto de adoquinado hundido por el peso del tráfico. Pero no se trata de la primera vez que el Ayuntamiento se plantea hacerlo. Ya ocurrió durante el Gobierno de Xulio Ferreiro, y Patrimonio puso trabas. Esta vez, la Administración municipal asegura contar con todos los permisos.


Los socavones son muy visibles, e igualmente perceptibles para los coches y, sobre todo, para los autobuses que lo transitan a diario. Sus 2.939 metros cuadrados se encuentran en muy mal estado, pero sustituirlos es difícil, porque se encuentran en una zona protegida por Patrimonio. El Gobierno de la Marea Atlántica trató de hacerlo, pero solo pudo instalar hormigón desactivado en parte en abril de 2019. 
 

En realidad, el adoquinado resulta ser una mala solución para las peatonalizaciones. Tiene algunas ventajas, reconocen los expertos consultados. Su aspecto lo hace apropiado para entornos históricos, y su relieve contribuye a ralentizar el tráfico. Pero instalarlo en vías con mucha circulación  y tráfico pesado lleva inevitablemente a su hundimiento. 
 

Esto ha ocurrido no solo en San Andrés: en julio de 2012 la calle de Orillamar se reabría al tráfico tras cubrirla de asfalto. La reforma llevada a cabo dos años antes para la instalación del llamado ‘corredor verde’ del PP de Carlos Negreira, en la que se habían invertido 2,2 millones de euros para instalar adoquinado, comenzó a dar problemas poco tiempo después de su inauguración, en marzo de 2011. El firme de piedra también se había hundido.


Movilidad  

Los adoquines, a pesar de puedan resultar apropiados para los estándares de Patrimonio cuando la vía se encuentra en una zona histórica, son tremendamente incómodos. Las asociaciones de ciclistas los aborrecen, y el traqueteo que genera el adoquinado, por mucho que ayude a ralentizar el tráfico, tampoco le agrada a los transeúntes con problemas de movilidad.
 

Actualmente, el adoquinado se ha ido retirando de toda la ciudad. Sin contar enlosado como el que domina en la Ciudad Vieja o Calle Real, la Rúa Nueva es la única vía céntrica cubierta en toda su extensión con empedrado. Pero el tramo más largo es el que se encuentra en el Paseo Marítimo, en O Portiño, donde llegaron a robarse docenas de estas piedras. 

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