Camino de cumplir los 30 años, a la Sirena del Matadero todavía no le dejan lucir como Márgara Hernández Smet la trajo al mundo. Y es que, con los primeros rayos de sol del mes de septiembre alguien ha decidido taparla y hacerle parecer una bañista algo hortera: gafas de sol, un plástico en la nariz y la parte de arriba de un bikini color fucsia.
Primero fueron el reloj de los jardines de Méndez Núñez y la estatua de María Pita, así como la estatua de Eusebio da Guarda, y ahora le ha tocado a la versión coruñesa del cuento de Hans Christian Andersen. De hecho, la tocaya danesa ha sido objeto de ataques de todo tipo durante los últimos decenios, lo que evidencia que ser una sirena varada, que diría Héroes del Silencio, no es buen negocio.
Los curiosos y turistas que aprovecharon el tiempo casi estival para pasear se llevaron una curiosa instantánea, que de hecho corre ya como la pólvora por las redes sociales. Y es que el gesto de saludar al Océano Atlántico desde su reposo en la playa de Matadero parece ser ahora la bronca de una bañista cualquiera a unos vándalos con muy poca gracia.