El Ideal Gallego reveló este viernes que una de las primeras obras de Picasso fue un paisaje del Agra do Orzán, dominado por su molino. Aquello fue a finales del siglo XIX, cuando era un niño, pero el descubrimiento ha puesto de relieve la importancia de este objeto histórico, que duerme en el almacén municipal. Desde la asociación de vecinos de Agra do Orzán lo reclaman como símbolo y aspiran a que se convierta en el centro del parque por el que tanto tiempo han luchado.
El viejo molino se retiró en 1984 y, desde entonces, los vecinos han querido recuperarlo pero la estructura desmontada continúa en las instalaciones municipales. “Non pedimos tanto como o que se fixo co de Santa Margarita, que está totalmente restaurado, aínda que nunca se abriu ao público”, explica la presidenta de la asociación de vecinos, María Gutiérrez, que considera que, por lo menos, el Ayuntamiento podría instalar una cubierta para que el molino sirviera de refugio en caso de lluvia.
Aquí conviene recordar que Agra do Orzán no fue el único barrio con molino, como señala Gutiérrez. A Coruña no tiene cauces fluviales lo suficientemente importantes como para instalar molinos de agua, pero sí es una ciudad muy expuesta al viento, así que había molinos en Monte Alto y Santa Margarita, entre otros. Precisamente en este parque se conserva el único molino de la ciudad.
Algo así quieren para su barrio los residentes del Agra do Orzán. Llevan décadas para conseguir crear un espacio verde en torno al Observatorio meteorológico, sin éxito. Les prometieron que, por lo menos, este año verían el ansiado derribo del muro que separa las calles del parque del Observatorio, pero no ha sido así.
En marzo de 2023, el Ayuntamiento había firmado con Aemet esta demolición. La Junta de Gobierno local aprobó en junio de este año la tramitación de un convenio entre el Ayuntamiento y la propiedad de los terrenos del parque del Agra do Orzán para la construcción de viviendas y 5.000 metros cuadrados de superficie de uso público.
Nada cambió, así que, en noviembre, los vecinos volvieron a manifestarse con pancartas en las que se podía leer ‘Parque da Agra xa’. Junto a él, se podía ver el símbolo del barrio: un molino. “Esas pedras son nosas, parte do noso patrimonio”, dice la presidenta. Y las quieren de vuelta.