El tiempo pasa a una velocidad muy diferente en As Xubias de Abaixo, un remanso de paz casi secreto hasta para una parte de la población de A Coruña. Alberga, entre otras cosas, la tasca más antigua de la ciudad, donde las vistas conquistarían a cualquier film commission encargada de buscar localizaciones de ensueño. Sin embargo, desde que la alcaldesa y David Chipperfield pusieron pie en el barrio y hablaron de un ambicioso proyecto para la zona nada ha vuelto a ser como antes. Leen sorprendidos cómo se habla de acometidas y proyectos de modernización y humanización para una zona en la que están poco acostumbrados a que se les pregunte. Y es que, antes de cualquier actuación con el sello de uno de los arquitectos más reconocidos del mundo piden que se solucionen problemas de andar por casa.
A falta de asociación vecinal es la cultural Eumedre la que ejerce de altavoz de un núcleo de población que no alcanza la veintena. Sin embargo, como pueblo marinero que todavía se consideran, prometen que tumbar su voluntad no será sencillo. En primer lugar, solamente quieren escuchar, de primera mano, qué hay de lo suyo. “Tampoco es que tengamos muy claro lo que se quiere hacer, porque en teoría la legislación no permite acometer actuaciones”, explica Roberto Prado, portavoz de los residentes y presidente de la asociación cultural. “Son muchísimas cosas que hay en el aire y aquí no viene nadie ni se ha puesto en contacto con nosotros ninguna persona”, subraya.
Resulta curioso que para el potencialmente barrio-postal de la ciudad se utilicen ahora mismo calificativos como “foco de infecciones” o “insalubre”. “Necesitamos adecentar los caminos y deshacernos de la lama y las inundaciones del día a día”, finaliza Prado antes de mirar a un futuro más idílico.