La semana ha resultado entre productiva y esperanzadora para los vecinos de Novo Mesoiro, un barrio joven no conectado directamente con el centro, y que obliga a parte de sus más de sus 7.000 habitantes a depender de servicios públicos para desplazarse. Por eso, las diferentes representaciones vecinales de la zona han tenido en el transporte el caballo de una batalla que parecían dar por perdido. Al menos hasta que un pequeño efecto mariposa provocó un movimiento en forma de nueva presidencia del vecino polígono de Pocomaco, donde Lucía López asumió la responsabilidad.
En una entrevista publicada por El Ideal Gallego el pasado miércoles, la empresaria analizaba así una de las prioridades de su recién estrenado mandato: “Estamos negociando con la Mesa de Movilidad para cubrir toda la superficie del polígono. Entran 27.000 vehículos al día en Pocomaco, pero no se puede reducir”. Además, se refería a la repercusión que una mejora podría tener en la zona: “Doy por hecho que, si se amplía la línea de bus, va a tener un efecto positivo en Mesoiro”. .
Puede ser una oportunidad tan inesperada como provechosa para Víctor Lamela, presidente de la asociación de vecinos desde el pasado mes de enero, pero activo tanto en redes sociales como en el día a día desde que se instaló con el nacimiento del barrio. De hecho, al día siguiente de ver la entrevista publicada en este diario, se puso en contacto con la presidencia del polígono para abordar la posibilidad de unirse en la reivindicación. “Si nos juntamos los dos, haremos más fuerza”, asegura el dirigente vecinal, que subraya la conexión entre las dos áreas: “Estamos conectados, y a eso hay que sumarle cuando Vío empiece a funcionar. La gente de Pocomaco ya aparca en Mesoiro, y hubo una época en la que el almacén de Amazon estaba en en polígono y necesitaban aparcar sus furgonetas en el barrio”.
Vivir en Novo Mesoiro y no disponer de vehículo propio obliga, según advierte el presidente de la asociación de vecinos, a todo un plan de intendencia previo a realizar un desplazamiento. “A ciertas horas no cabe nadie más en el bus, va completamente lleno, pero los fines de semana es un desastre. Es inviable ir a Marineda, al hospital... incluso entre semana”, lamenta Víctor Lamela.
El dirigente vecinal, hasta esta semana, se mostraba pesimista respecto a la posibilidad de una mejora en el servicio. “Viene de muy lejos, cada gobierno municipal promete que lo va a cambiar y seguimos con la misma línea desde hace quince años”, finaliza el representante de uno de los barrios con más crecimiento.