Podría ser el comienzo del exitazo de Disney o Netflix el próximo diciembre: una madre y su hija ven tranquilamente una película en una noche de sábado. Son los últimos coletazos de la Navidad. Papá Noel todavía preside la puerta de su casa. Se resiste a marchar de un barrio que se ha convertido en la Laponia de A Coruña. Sin embargo, un grupo de delincuentes encapuchados se saltan cualquier código moral y deciden llevarse por delante lo que queda de la Navidad y raptar o robar a ‘Santa’. De la afrenta apenas quedan huellas, salvo los restos de la barba a lo largo de las escalaras, que sugieren el maltrato a la figura que el 25 de diciembre dibujó tantas sonrisas a lo largo del mundo entero. Sucedió en Novo Mesoiro el pasado sábado, y el caso movilizará incluso a la Policía Nacional, denuncia mediante.
Si nos atenemos al estricto relato, el principal sospechoso debería ser el Grinch. No en vano, la obra original del monstruo verde se titula ‘Cómo el Grinch robó la Navidad’. Y eso es literalmente lo que ha sucedido en el portal 7 de la calle Illas Cíes. Sin embargo, no contaban los malhechores con la existencia de cámaras de vigilancia, así como el relato de algunos testigos oculares. “Unos vecinos que estaban en el edificio de enfrente dijeron que se trataban de tres chavales, y que se habían dedicado a entrar por todos los descansillos y cerrar con fuerza las puertas cortafuegos”, dice la víctima del robo. “Esa misma noche, pasadas las doce, llamé a la Policía Local para dejar constancias y que estuviesen atentos por si se repetían los hechos en el barrio, pero no salimos de casa y hasta la mañana siguiente no nos dimos cuenta de que nos habían robado un Papá Noel que teníamos en la puerta”, añade.
Además de haber tocado la fibra sensible, por tratarse de una pieza de especial valor sentimental, la ‘gracieta’ podría costarle más caro de lo esperado a los implicados. Y es que la comunidad de vecinos, la administradora de la finca y la principal afectada han decidido iniciar un proceso de denuncia. “Hemos pedido los vídeos de seguridad de la entrada”, confiesa la inquilina. “Nosotros nos uniremos a la denuncia a modo privado, no por el valor del Papá Noel, sino porque estamos hartos de que en un barrio residencial la delincuencia campe a sus anchas bajo el paraguas de una chiquillada”, prosigue.
Si bien ha sido la desaparición de Papá Noel lo que ha movilizado a los vecinos, algunas imágenes y el relato de lo sucedido el pasado fin de semana ponen de manifiesto la situación de peligro extremo que provocaron los encapuchados, identificados desde el edificio de enfrente.
Y es que una de las ideas que tuvieron fue lanzar grandes placas metálicas desde un noveno piso a una zona común, en la que afortunadamente no había ningún vecino en ese momento. “Fueron varios estruendos, un total de tres lanzamientos, que nos asustaron a todos”, comentan, aún sorprendidos, los residentes. “Ese patio de luces es compartido por los residentes en los portales 5 y 7 y gracias que no había nadie en ese momento, porque lo hubieran matado”, finalizan.