El otoño comienza, y con él, el fin de la época veraniega, que dejó en la ciudad herculina más precipitaciones y temperaturas más bajas de lo normal.
Sin embargo, estos datos son la excepción que confirma la regla, si se tiene en cuenta el análisis de la comunidad autónoma gallega durante los meses de junio, julio y agosto.
Francisco Infante, delegado de la Aemet en Galicia, habló de este fenómeno apuntando que “hay bastantes diferencias entre el norte y sur de la comunidad”. La temperatura máxima registrada en Galicia este verano fue en la provincia de Ourense, con 41 grados, mientras que en la urbe herculina solo alcanzó los 29 grados.
Pese a no alcanzar máximos de temperaturas reseñables, A Coruña en el mes de agosto gozó de hasta tres noches tropicales (cuando la temperatura mínima supera los 20 grados), “algo que hace 20 años era inaudito”, señala el delegado territorial.
En cuanto a las precipitaciones, la ciudad tuvo un verano pasado por agua, sobre todo, en el mes de junio, que fue algo más lluvioso de lo normal, y que se vio acompañado de temperaturas más bajas que en los últimos años.