El Globo de San Roque toca al fin el cielo de Betanzos para poner la guinda a la fiesta que se celebró en la primera de las dos jiras al campo de Os Caneiros.
Miles de personas pudieron disfrutar de lanzamiento y ascenso del aerostato de papel, más grande del mundo, tras dos años de pandemia y el aplazamiento obligado por la lluvia y el viento reinante durante toda la jornada de la festividad del patrón de los brigantinos; es decir, el pasado martes 16.
A las once y media el Globo salía de la iglesia de Santo Domingo para confirmar los buenos augurios de los presentes, convencidos de que esta vez sí podrían verlo volar. Algo más de una hora después, las miradas se iban al cielo y la multitud rompía a aplaudir. “Que suba o Globo e baixe a luz”, actualizaba uno de los cuarterones el grito popular.
De que los que abarrotaban en entorno de la iglesia solo tuviesen que preocuparse de disfrutar se encargaba más de medio centenar de efectivos, entre Protección Civil, Policía Local, Guardia Civil, Cruz Roja y Bomberos de Betanzos (a los que se unieron agrupaciones de otros municipios). Otros cincuenta voluntarios se ocuparon del inflado y elevación, coordinados por primera vez por la Fundación Globo de Betanzos.
Se da la circunstancia de que el aplazamiento del lanzamiento del Globo supuso que el acto coincidiese ayer con la celebración de la primera jira a Os Caneiros. Una casualidad que no se producía desde hace la friolera de 55 años, más de medio siglo.
Una jira que comenzó, como viene siendo habitual a mediodía, cuando las embarcaciones, perfectamente engalanadas, iniciaron su desfile hacia el campo de Os Caneiros remontando la corriente del río Mandeo como buenamente podían. No obstante, aunque el epicentro de la fiesta se encuentra cauce fluvial arriba, los más perezosos disfrutaron con el buen humor y la mejor música de las charangas NBA y DGT por las céntricas calles de As Calexas.
Al campo también se trasladó la corporación local con la alcaldesa, María Barral, al frente. En la comitiva se encontraban la reina de las fiestas de San Roque, Elena Abruñedo, acompañada de todo su séquito.
Los romeros, a su regreso a la ciudad brigantina, fueron recibidos por la orquesta Miramar, encargada de la actuación musical que se celebró en la plaza. Una plaza en la que, sin embargo, no se lanzaron los tradicionales fuegos artificiales porque ya fueron suspendidos el miércoles por el Gobierno local.