Este Entroido se está viviendo con especial emoción en una aldea de Paderne. San Mamede, en San Xulián de Vigo, lleva meses preparándose para la llegada de las máscaras, vixigueiros, los carolos y el Policarpo. Son días de ajetetro y alboroto en casi todas las casas del núcleo, cuidadosamente engalanado para volver a celebrar el Entroido de Samede, “perdido” en 1961 por la despoblación y la amenaza de excomunión de un párroco “obsesionado” con los excesos de Don Carnal.
Transcurridos casi seis decenios, el año pasado “novos e vellos” consiguieron representar la “Muiñeira Cruzada”, típico del Luns de Entroido, y se propusieron continuar con su empresa para evocar su todavía misterioso pasado de la mano de tradiciones ancestrales, de una cultura sencillamente alucinante que, como en San Mamede, custodian la memoria de los veteranos y los baúles casi secretos de las abuelas en cientos de aldeas de As Mariñas.
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En el origen, la investigación de unos niños –o, más bien, la curiosidad de la madre de uno de ellos– que, por encargo de la escuela, bucearon en los recuerdos de quienes vivieron aquellas celebraciones carnavaleras, las extrañaron y a punto estuvieron de olvidarlas, hasta que irrumpió Emi Cagiao. Ella es quien inicia el proceso al que se unen con entusiasmo los vecinos y la Asociacion Son D’aquí. Como informante actuó Vicente da Portela, que guió a los “bailadores” para sacar los puntos y poner en escena la “Muiñeira Cruzada de Samede”. Desde el colectivo cultural coruñés, Anxo Miján, cuenta cómo decidieron unirse a esta aventura y la satisfacción que les produce poder participar pues, de alguna manera, supone la resurrección de una parte de la historia y la cultura del rural de As Mariñas.
Preparación
Después, hubo que rescatar las máscaras, los carolos, los vixigueiros y el “espantallo” Policarpo, así que subieron a los desvanes, abrieron los arcones y buscaron en “palleiras” y hórreos, “na procura da vestimenta”, desde ropa blanca y mantones de manila o cachemir hasta hojas de maíz y “chocas”, pasando por cintas de colores y sombreros, piezas auténticas del Entroido de Samede.
El Policarpio, que algunos vinculan con un antiguo prestamista betanceiro, preside las celebraciones desde hace un mes, cuando lo colgaron en lo alto de un tronco de eucalipto de unos doce metros para anunciar la cita a todo Paderne, y es a esta especie de espantapájaros al que el domingo, día 18, juzgarán, condenarán, llorarán y enterrarán con el Entroido para recibir la Cuaresma.
Entonces, el “Domingo de Piñata”, la aldea celebrará en Entroido Grande, desde las 12.00 en la Ermida de Samede. Los “vixigueiros” y la bestia bajarán hasta el castro para que, alrededor de las 13.00 horas, las máscaras –o “bonitos”– puedan interpretar la antigua muiñeira y a las 16.00 abrir juicio al Policarpio.
Los “vixigueiros” deben su denominación a que en sus manos, o colgadas de un palo, llevan “vixigas de vaca ou porco”, para hacer rúido y azuzar a quienes no vistan como manda la tradición del Entroido. Así que el domingo, todos disfrazados a Paderne, al Entroido Rural de Samede.