Han transcurrido seis meses y la empresa contratada por el Ayuntamiento de Arteixo para construir el nuevo paseo fluvial de Vilarrodís ultima los trabajos para que el recinto puede ser abierto al público a principios de febrero.
La infraestructura se ubica en los dos márgenes del río Seixedo y con una longitud de un kilómetro ha supuesto una inversión de 312.000 euros.
Gran parte del itinerario transcurre sobre una pasarela de madera anclada sobre el terreno, mientras que el resto se ha levantado con materiales más compactos como piedra y hormigón, teniendo siempre en cuenta las características del terreno.
El proyecto incluye, además de la instalación de diverso mobiliario urbano, la restauración de dos antiguos molinos pero esto se realizará en una segunda fase.
Este nuevo paseo sirve para prolongar la senda peatonal cuyo inicio se sitúa en el área recreativa de O Seixedo y que llega hasta la calle Ponte.
Esta circunstancia provoca que un tramo se ubique bajo la carretera que enlaza la rotonda de Sabón, con la autopista AG-55 y la autovía A-6.
Esta obra finaliza cuando está previsto que se comiencen otras en el paseo marítimo que une las playas de Sabón y Valcobo. El Gobierno local, que preside Carlos Calvelo, adjudicó a la empresa López Cao un proyecto, por 1,3 millones de euros, que permitirá acondicionar también los arenales de Rañal, Repibelo y A Hucha.
Los trabajos consistirán en dotar a este tramo de 3,6 kilómetros, casi la mitad de los 6,4 con los que cuenta el paseo arteixán, de iluminación y nuevo mobiliario urbano, al mismo tiempo que se renueva el pavimento.
Asimismo se crearán varios espacios para estacionamiento de bicicletas, ya que se trata de una zona muy visitada por aficionados a las dos ruedas.
Una de las principales novedades de esta actuación será la instalación de balizas de sesenta centímetros de altura puesto que actualmente la zona carece de cualquier recurso lumínico.
Cabe recordar que Arteixo dispone de un paseo marítimo que empieza en la playa de Sabón y acaba en la de Barrañán. Dos arenales muy frecuentados por deportistas tanto de viento como surf y sus variantes.
La infraestructura cuenta con varios miradores, uno bastante peculiar porque lo conforma un gran telescopio de doce metros de largo, en forma de concha marina, diseñada por el artista cambrés Saavedra Chicheri.