Una retirada a tiempo es una victoria, especialmente si a lo que te dedicas es al boxeo. Pero cuando te ofrecen cuarenta millones de dólares por el regreso, ni los 58 años ni el riesgo del KO en directo ante miles de personas son motivos suficientes para no volver al cuadrilátero. Sobre todo, cuando te llamas Mike Tyson y eres una leyenda.