Los nadalistas podríamos dejarnos llevar por el duelo después de despedir al mejor deportista español de todos los tiempos, pero cualquiera que haya disfrutado con el tenis de Rafa sabe que lo justo es que el adiós sea un enorme agradecimiento, al margen del resultado del que podría ser su último partido como profesional. Nadal merece que su nombre vaya siempre acompañado de una sonrisa.