La temida lluvia tuvo piedad. Amago con hacer acto de presencia pero se compadeció de los betanceiros y de los centenares de visitantes que ayer se dieron cita en la ciudad brigantina para permitirles despedir a San Roque desde el campo de Os Caneiros. La segunda jira fluvial clausuró ayer una festividad que, a pesar de los numerosos contratiempos, puede considerarse que fue un éxito de asistencia de público. En lo relativo al apartado económico habrá que esperar al balance que se espera realice el Gobierno local, que preside María Barral, en los próximos días.

Como es tradición la jornada comenzó, alrededor del mediodía, en las inmediaciones de la plaza de la Tolerancia en la que se citaron los romeros para desplazarse hasta Os Caneiros en lancha o andando. Una vez de regreso a la ciudad, gran parte de ellos se reunieron de nuevo en la plaza de O Campo para disfrutar de la última verbena con el grupo Galilea.