Adiós a María Dolores ‘Maruxa’ Pita Lissarrague. Murió con 94 años edad en Manila, la ciudad donde aterrizó hace más de sesenta años como miembro de la Institución Teresiana, con varias compañeras, para implantar la Fundación Poveda en Filipinas. En la misma Manila en la que hace treinta alumbró la Fundación Makabata, una escuela para niños de la calle que abrió en Pasig City. Un centro único en el mundo que despertó el interés de Sofía de Grecia que, como reina, visitó sus instalaciones en 2003 y asistió emocionada a una de las clases de matemáticas de Maruxa.
Medalla de Galicia y Premio Teresa de Calcuta, nunca olvidó sus raíces ni su infancia en Betanzos. Entre sus señas de identidad siempre estuvieron el compromiso y la discreción y así, como vivió, sin alharacas y rodeada de cariño, murió Maruxa. Sin hacer ruido, en “otras tierras meigas”, como ella misma definió el archipiélago en la carta que, con motivo de su condecoración el 25 de julio de 2004, envió a Manuel Fraga. “Gracias por haber sembrado en mi alma esa semilla de honradez en el trabajo que traspasa mares de un amor que es patrio pero que convierte en patria todo lo que cabe en el corazón”, escribió entonces Pita.
En 2011, con motivo de la concesión del Premio Teresa de Calcuta a sus “cincuenta años de generosidad y compromiso, de amor hacia los filipinos más desfavorecidos”, la AY Fundation y la Junior Chamber Internacional (JCI) de Manila, como responsables de estas distinciones, aseguraron que “podemos decir con certeza que representa el verdadero espíritu de la Madre Teresa”. Ella, sin embargo, respondió que, aunque “lo acepto humildemente y con honor”, el mérito es “colectivo, de todos y todas” los que conforman Makabata: “Me dieron un millón de pesos diciéndome que mitad para mi y mitad para la Fundación Makabata, pero les contesté que todo para Makabata”.
Como máxima responsable del Centro Cultural de la Embajada de España en Manila, embrión del que sería el primer Instituto Cervantes en Asia, se encargó de educar a las hijas de la expresidenta Corazón Aquino y también dio clases de español en la University of Santo Tomas. “Desde el Instituto Cervantes de Manila, querríamos transmitir el pésame y todo nuestro cariño a los familiares de doña Maruxa Pita, directora del antiguo Centro Cultural Español, una de las fundadoras del Colegio San Pedro Poveda en Manila y gran amiga de nuestra institución”, informó, a través de sus redes sociales, el Cervantes de Manila.
Con Makabata proporcionó una vida digna a cientos de menores de los ‘barangays’ a los que, transcurridos más de treinta años, sigue ofreciendo educación –también uniformes, material escolar y transporte– y alimentación: “¿Pan para hoy y hambre para mañana? Eso no sirve, es necesario prepararlos para el futuro”, insistía Maruxa. Ella siempre será un orgullo para Betanzos.