Reportaje | “En Betanzos debiera practicarse lo que en Núremberg”

Reportaje | “En Betanzos debiera practicarse lo que en Núremberg”
Pazo de Bendaña y Torre do Reloxio, en la plaza de la Constitución de Betanzos | AEC

En 2023 se cumplieron 75 años del nacimiento del Anuario Brigantino. Una iniciativa cultural impulsada por Francisco Vales Villamarín que, tras su ‘rescate’ en 1983, se sitúa como una de las revistas de investigación más  relevantes en el campo de las humanidades y como una las más destacadas entre las editadas por las administraciones municipales en toda España. Además, el Ministerio de Cultura la incorporó a la ISOC de Ciencias Sociales y Humanidades, y está clasificada por la propia Unesco.


El Anuario Brigantino, que se  intercambia anualmente con algunas de las instituciones más importantes del mundo, entre ellas  la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, se imprime por primera vez en 1948 y, un año después, sale su segundo número, donde se recogen algunas de las reacciones a su nacimiento de intelectuales, científicos y autoridades académicas de la época, como Fermín Bouza Brey, Ramón Otero Pedrayo o Manuel Casás, entonces presidente de la Real Academia Galega (RAG).


Además, cita los editoriales de algunos de los medios escritos más importantes de Galicia y de España. También de El Ideal Gallego: “La entusiasta y activa corporación municipal que rige los destinos de Betanzos ha tenido la feliz iniciativa de comenzar la publicación de un Anuario Brigantino, cuyo primer número acaba de salir a la estampa (...) Un libro digno de ser conservado en sus bibliotecas por los gallegos que deseen conocer su región” y “un acierto y un servicio a la difusión de la historia y los valores e intereses de Betanzos”.


El diario coruñés cita algunos de los colaboradores de su número uno, como el periodista Alejandro Barreiro, o los artistas González Cebrián, De la Iglesia Caruncho, Seijo Rubio, Veiga Roel, Abelenda y Castro Gil, y ensalza la tarea de su director, “cronista de la ciudad y miembro de la Real Academia Galega, Francisco Vales Villamarín”. 


Sin embargo, el Anuario Brigatino de 1949 se distingue especialmente por un artículo: ‘Betanzos de los Caballeros’. Lo firma Emilia Pardo Bazán y destaca no solo por su autora, sino por su contenido, ya que se refiere a un asunto que sigue de actualidad: el patrimonio arquitectónico de la ciudad, entonces hostigado por “la plaga reinante de las mejoras y ensanches” y “la fatalidad de las reconstrucciones, que hacen estragos, sobre todo en las calles principales”, escribe la condesa,  convencida de que “en Betanzos debiera practicarse lo que en Núremberg”. Es decir, “edificar lo nuevo al modo antiguo, respetando nimiamente la rica originalidad, la variedad fresquísima de las moradas viejas”, continúa la autora, estrechamente vinculada a la capital mariñana, por amistades y entusiasmo, siendo numerosas sus visitas y varias las referencias a la ciudad en sus obras, donde se citan desde el Cantón de San Roque hasta el Globo de Betanzos.

 

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Núremberg, reducida a cenizas durante la II Guerra Mundial, comenzó a reconstruirse tras el macrojuicio contra dirigentes nazis por crímenes contra la humanidad, celebrado en esta ciudad bávara entre 1945 y 1946. No era la primera vez, ya que las murallas habían sufrido varias demoliciones, adaptaciones y rehabilitaciones, y a esto debía referirse doña Emilia.


Tres años más tarde, en el artículo recuperado por Vales Villamarín en 1949, Emilia Pardo Bazán aboga por la ‘reconstrucción’ de Betanzos. En él confiesa que “los ojos no se cansan de escudriñar tanta caprichosa filigrana”, que “no me encantan solamente los palacios señoriales que valieron a Brigantium ser equiparado a Ávila y llamado Betanzos de los Caballeros, no; las callejas donde habita la gente artesana, lucen en sus casuchas la misma graciosa diversidad, la misma profusión de arcos apuntados, ventanas góticas, saledizos sostenidos en postes que parecen columnas de claustro, solanas atrevidas llenas de arbustos en flor, recodos que son jardines colgantes, soportaladas curiosas, escalinatas exteriores de desgastados peldaños, y puertas venerables de arcos rebajados y elegantísima traza”, continúa la descripción de Pardo Bazán.

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