Lobos en Santa María de Vigo. Esta es, al menos de momento, la única certeza que tienen los vecinos que, tras el ataque a una cabra, reconocen sentir miedo porque el suceso ocurrió “a solo unos metros de nuestras casas”, comenta la afectada, Isabel Casariego, aún conmocionada por la pérdida de una de sus mascotas cuando todavía no se cumplió un año de su traslado a Cambre. Lo que no saben con exactitud es si son tres, uno o los dos que vieron en enero, un día cualquiera a las 08.00. La imagen la consiguió captar un residente, pero en octubre se habían visto otros entre Abegondo y Carral.
El animal muerto esta semana no era una cabra cualquiera, sino Zarza Mera, una de sus mascotas, la compañera de ‘aventuras’ de sus niños, la que siempre iba a visitar a los vecinos y la ‘amiga de Cambre’ del pequeño Kiko.
Además, aunque ellos no lo sabían, iba a tener cabritillos, y eso no tiene consuelo porque “nada va a pasar”, comenta Casariego. Los lobos la atacaron y la mataron y “dejaron unos restos de vísceras... y una familia rota”, explica la afectada que, como miembro de la Asociación de Criadores de Pura Raza Galega (Puraga), ve cada día situaciones similares en explotaciones de toda Galicia. “Veo la desolación y la frustración de los ganaderos, pero ahora me tocó más de cerca, y lo peor de todo es que sé que no se puede hacer nada” porque es algo que ocurre cada día en Galicia. Una comunidad en la que, de acuerdo con los últimos datos oficiales, se contabilizan unas 90 manadas, lo que urge la adopción de medidas, sobre todo preventivas, para garantizar la coexistencia necesaria entre el ganado y los lobos, y la elaboración de “un censo real”, añade Isabel Casariego.
Después de lo que le sucedió a Zarza, el miedo se ha instalado en Santa María de Vigo. Como en Sarandóns, en Abegondo, o en los núcleos más cercanos de Carral. “Encontraron huellas y excrementos... Porque están marcando su territorio”, añade esta residente en Cambre. Los vecinos de este entorno, donde también se emplazan varios centros ecuestres, evitan salir a pasear por los caminos y para ellos, ahora mismo, uno de sus grandes temores es Juana, la pony, que está a punto de parir y, aunque duerme en el interior, “de día está fuera, y nos da pánico que puedan atacarla” porque a solo doscientos metros apareció muerta Zarza.
Otra cuestión son los jabalíes, cada vez más cerca de los centros urbanos, y a los que, para esta vecina de la parroquia cambresa de Santa María de Vigo, es necesario controlar cuanto antes “para protegernos de las zoonosis”.