El proyecto de Lorena Láuzara Sánchez, Jessica Martínez Raña y Carla Labandeira Cea, alumnas del Ciclo de Gestión Administrativa del Colegio Nebrija Torre de Hércules, ha sido galardonado en la categoría “más responsable socialmente” de los XX Premios Jóvenes Emprendedores de la madrileña Universidad de Nebrija.
El trabajo denominado “Equinos Gallegos” ha alcanzado la final de un concurso al que se suelen presentar entre 100 y 200 proyectos de los que se seleccionan dieciséis para la recta final. Ellas han sido las únicas representantes de la comunidad gallega en ella.
El tema central de este proyecto emprendedor es la equinoterapia, el tratamiento de diversas patologías a través del contacto con caballos. Lorena reconoce que todo empezó gracias a una de sus compañeras, una chica con discapacidad mental que siempre comentaba lo mucho que le gustaba montar a caballo. “La semana que no lo practicaba nosotras notábamos que estaba más nerviosa, decidimos investigar un poco más y nos invitaron al centro al que acudía ella, allí descubrimos a personas que llevan practicando la equinoterapia desde hace 20 años”, explica.
Convencer en dos minutos
La evaluación de los proyectos se lleva a cabo por un jurado académico-profesional utilizando la técnica de exposición “elevator pitch” que consiste en transmitir una idea en el tiempo que dura un viaje en ascensor, aproximadamente unos dos minutos, para ello es importante captar la atención visualmente y con ejemplo prácticos.
Lorena es la encargada de la exposición y asegura que “para convencer sobre el proyecto hay que empatizar, sacarl la vena sentimental con algo que haga pensar, a partir de ahí solo hay que hablar de la idea”.
Perspectiva humana
Lorena ya ha participado en la exposición de otro proyecto premiado. El pasado año ella y otros dos compañeros crearon una “app” para personas con dificultades de visión. En ambos proyectos la perspectiva humana ha sido fundamental. Uno de los principales problemas con los que se encuentran las personas que padecen alguna enfermedad o problema es que se sienten juzgadas y “en este caso el caballo no las va a juzgar pero entrar en contacto con él las hará sentir responsables y como consecuencia ganar confianza en sí mismos”. Hay centros ecuestres que ya trabajan la equinoterapia pero siempre en un segundo plano, ellas quieren que sea un referente como terapia y como actividad de ocio: “Buscamos siempre que nuestros proyectos sirvan de ayuda para otras personas”.