Diego Bernal López (1940-2001) dejó el poso de su saber en cada esquina y piedra de Santiago. José Luis Rey-Alvite Martínez (1949-2015) fabuló sobre situaciones y gentes. Los dos son compostelanos, los dos murieron tempranamente y los dos tienen ya placa en la ciudad que trabajaron a pie de calle.
En el número 70 de la compostelana Rúa do Vilar, "uno de los grandes amores" de Bernal junto al que profesaba por Santiago, una de sus hijas, Nieves, ha emocionado al remarcar este sábado la "cultura, sabiduría y bonhomía" de su desaparecido padre.
Diego tiene un libro ('Escritorio de Bordóns'), dos descendientes y plantó árboles. Todo eso lo ha recordado Nieves en un entrañable acto en el que ha viajado atrás en el tiempo para traer al presente los paseos con Diego (un gran imitador) en los que a él le gustaba "pasmar" por las calles de la capital gallega.
"Ir de Porta Faxeira a Correos nunca eran menos de tres horas", ha ejemplificado Nieves Bernal. Ni aunque ella tirase una o más veces de la chaqueta de su traje.
"El tiempo es relativo", es uno de los lemas vitales que tanto ella como su hermana Eva han aprendido de este hombre de prensa, radio y televisión.
"¿Sabéis dónde nací yo? Nací en el corazón del corazón de Galicia. Porque si Santiago era el corazón de Galicia y la Rúa do Vilar es el corazón de Santiago, yo nací en el corazón del corazón de Galicia", contaba a ambas mujeres sobre sus orígenes el marido de Nieves Modia.
Nieves madre ha sido homenajeada por Nieves hija, porque "delante de un gran hombre" que murió de manera "repentina" hubo una grandiosa mujer".
Diego tiene cuatro nietos, Dieguito, Alba, Andrea e Iago, a los que enseñan a vivir "como lo hizo él", el cronista que "encarnó el alma de la Compostela que sintió como corazón de Galicia". Es lo que reza en la inscripción conmemorativa.
En el Arco de Mazarelos, en un recorrido que con Bernal hubiese durado horas y no apenas minutos, David Rey-Alvite Simón, ante la atenta mirada de su madre Carmen, ha sobrecogido con un discurso en el cual ha mostrado su convicción de que "esté donde esté" su querido padre, "estará esbozando una sonrisa de satisfacción" al comprobar que su nombre pasa a formar parte de la plaza en la que transcurrió su infancia y buena parte de su vida.
Fecunda es la trayectoria profesional del artífice de 'Historias del Savoy', al que su padre le dijo una frase lapidaria: "Hay dos maneras de estropear la letra, hijo, la masturbación y el periodismo, así que tú verás". Él, como relata en ese libro, optó por lo primero, sobre lo segundo.
David ha comentado que Mazarelos fue el espacio en el que su guardián cada tarde jugaba de niño, reventando balones contra la estatua de Montero Ríos. Y donde se sentaba ante la peluquería de su madre Leonor, en el local que actualmente ocupa Tórculo.
Allí, ha relatado el joven que lleva la sangre de José Luis, imaginaba su progenitor mundos irreales, esos que luego fueron tomando vida en su tan característica prosa.
"Sus años de instituto transcurrieron en este edificio, actualmente Facultad de Filosofía, y en sus últimos días se sentaba en la terraza del Candilejas embriagándose en los recuerdos de su infancia y juventud mientras tomaba un pocillo de café".
David y Nieves han dado gracias a María Méndez, presidenta de la Asociación de Periodistas de Galicia (APG), por promover este reconocimiento y contactar con el Ayuntamiento para que se pudiese hacer efectivo un momento "tan mágico".
La luz verde para materializar el proyecto ha tardado, pero la APG no ha cejado "en su empeño", como ha remarcado Nieves.
Más de medio centenar de familiares, amigos y conocidos de ambos han podido disfrutar del esperado día.
El alcalde compostelano, Xosé Sánchez Bugallo, al que han dado las gracias por el sí concedido, ha destacado de Bernal que era "compostelanismo puro y duro" y de Alvite que "enriquecía la vida de los que le conocieron y de la ciudad".
María Méndez ha subrayado de Diego su "pluma ágil y verbo grácil" y de José Luis su capacidad de "crear espacios y personajes que nos acompañarán siempre".
Y ha dado las gracias "de corazón" por ser posible este homenaje.
Una emblemática calle y una hermosa esquina del casco histórico honran a quienes, entre sorbo y sorbo, escribían sobre lo humano y lo divino.