Había estado toda la semana con fiebre, hasta el punto de que su concurso en el partido llegó a ser dudoso. Pero muy mal tiene que estar Lucas Pérez para perderse un encuentro, más aun con el Celta, aunque sea su filial, como rival. El orgullo del ‘neno’ y del deportivismo estaba en juego. Y los puntos, por supuesto. Incluso el futuro del técnico, Óscar Cano, en la cuerda floja después de los últimos resultados adversos, especialmente el varapalo de León. La victoria alivia al deportivismo. Premia su esfuerzo y su entrega en cada jornada.
Más de 25.000 acudieron a Riazor para dar aliento a los blanquiazules, para ayudar al Depor a que vuelva a depender de sí mismo para lograr el ascenso directo (aun debe enfrentarse al Alcorcón y el Racing de Ferrol). Se queda a tres de los madrileños (3-1 en el partido de la primera vuelta), sigue con uno más que el Castilla, tiene dos abajo al Racing de Ferrol (con un partido más que los coruñeses) y saca ya seis al Celta B y siete al Córdoba (pendiente de acabar el partido con el Racing).
Sin Olabe por sanción y con Lucas recuperado, el once del cuestionado Cano -invicto en Riazor- no tuvo sorpresas. Regresó a él Diego Villares para ocupar el puesto del ‘8’. A su baja se sumó a última hora la de Trilli por unas molestias musculares en el psoas.
El equipo de Claudio Giráldez se posicionó con un versátil 5-2-3 que fue modulando. Se asentó bien en Riazor y en los primeros minutos protagonizó dos acercamientos al área deportivista, donde Mackay anticipó ante Lauti en un centro de Carrique desde la banda derecha.
La presión era para el Deportivo, al que le costó unos minutos engrasar una máquina que apenas superaba la línea de tres cuartos de ataque. Villares se incrustó entre los centrales, Isi Gómez se encargó de dar salida al juego y los laterales aportaron profundidad por ambas bandas.
Cuando el Deportivo empezaba a asomarse, el Celta B le contuvo con posesiones largas en campo propio y también con presión alta. Lo segundo pudo rentabilizarlo tras una pérdida de los deportivistas en campo propio, pero los vigueses se equivocaron al montar el contragolpe.
El olfato de Villares, que tanto echó de menos el Deportivo en la derrota de León, propició uno de los escasos sobresaltos que le generó el conjunto blanquiazul al filial del Celta en el primer acto. Lucas Pérez acompañó el movimiento de águila del de Vilalba, pero falló en su control orientado y al ‘7’ se le anticipó Carlos Domínguez.
Óscar Cano y Elías empezaron pronto sus intercambios de impresiones en la banda. El Deportivo vivió de las recuperaciones en campo contrario. Soriano presionó y robó, Rubén Díez le dio continuidad con verticalidad, se apoyó en la pared con Lucas y después disparó al cuerpo de Carlos Domínguez.
A falta de claridad en ataque, Pablo Martínez se animó con el recurso del disparo lejano y Soriano provocó la segunda amarilla de Medrano, que dejó con diez a su equipo a los 41 minutos. Joel tapó un remate de Lucas antes del descanso a pase de Soriano.
Del intermedio regresó con dos cambios el Celta B y con fuerza el Deportivo. Dos córneres seguidos fueron la declaración de intenciones de los deportivistas. Una volea de Soriano desde la frontal, la primera amenaza de la segunda mitad, aunque también hubo un remate de Quiles.
La más clara la tuvo Pepe Sánchez antes de la hora de partido con un gran cabezazo a centro de Rubén Díez que golpeó el larguero. En el rechace, Villares estuvo rápido en la reacción pero mal en la definición y pifió el remate.
Cano optó por sentar a un centrocampista, Isi Gómez, para dar entrada a un delantero, Max Svensson, a los 63 minutos. Modificó el dibujo y el Deportivo aumentó las revoluciones en ataque. Solo tres minutos después encontró el gol en un disparo de Lucas, con la izquierda, ajustado al poste. El de Monelos recogió un mal despeje de Javi Domínguez y coló el balón entre varios defensores del filial celeste. Era el segundo tiro del Depor entre los tres palos, el primero propiamente dicho (el anterior había sido de Rubén Díez al cuerpo de un rival).
Abierta la lata, el Deportivo intentó cerrar el partido. Lo tuvo Villares con un remate de cabeza que se le marchó alto, por muy poco y lo encontró en un penalti de Joel sobre Svensson que convirtió Quiles desde los once metros.
El final del encuentro fue plácido para los deportivistas, para el deportivismo. Vibró la grada, que tuvo unos minutos para disfrutar de Yeremay y ver en acción al capitán, Álex Bergantiños. También a Lapeña, que completó los cambios por las molestias con las que acabó el encuentro Pepe Sánchez.
El Deportivo pudo ampliar la cuenta en el descuento, pero Joel detuvo el remate de Pablo Martínez en una falta lateral que ejecutó Lucas Pérez. Era lo de menos. Después de tres partidos sin ganar, los de Cano se reencontraron con el triunfo y Riazor volvió a sentir la fiebre blanquiazul, como la que obligó a descansar a Lucas. Quedan nueve jornadas por delante y todo sigue en un puño, apretado, pero con el Deportivo dependiendo de sí mismo. La siguiente cita, en Salamanca. Cano espera que el cohete haya despegado.
DEPORTIVO 2-0 CELTA B |
Deportivo: Mackay; Antoñito, Pepe Sánchez (Lapeña, min.87), Pablo Martínez, Lebedenko; Rubén Díez (Bergantiños, min.82), Villares, Isi Gómez (Svensson, min.63); Quiles (Yeremay, min.86), Lucas Pérez y Soriano (Saverio, min.86). Celta B: Joel Sánchez; Carrique, Javi Domínguez, Carlos Domínguez, Gael Alonso, Medrano; Calderón (San Bartolomé, min.46), Hugo Sotelo (Damián, min.60); Raúl Blanco (Durán, mni.46), Lautaro. (Manu Garrido, min.64) y Hugo Álvarez. Goles: 1-0, min.66: Lucas Pérez. 2-0, min.79: Quiles, de penalti. Árbitro: Pérez Hernández, del Comité madrileño. Expulsó por doble amarilla a Medrano (min.41), del Celta B. Amonestó a Antoñito (min.27), Lebedenko (min.67), Soriano (min.83) del Deportivo; y a Sotelo (min.53), Damián (min.76), Joel (min.78), del Celta B. Incidencias: Partido de la vigésimo novena jornada de Primera Federación disputado en el Estadio Abanca-Riazor ante 25.135 espectadores. |