Aunque el techo del equipo no se ha tocado ni mucho menos, con innumerables aspectos del juego por mejorar, el RC Deportivo sí está consiguiendo escalar en la clasificación.

Tras haber tocado fondo frente al Celta Fortuna en Riazor (0-1) en un partido presidido por un cortocircuito generalizado, el equipo de Imanol Idiakez ha sacado a relucir su personalidad para engancharse de nuevo a su objetivo real, el ascenso directo.

Desde entonces, los blanquiazules han encadenado una serie de siete puntos de nuevo posibles, sacando partido a las sociedades entre sus futbolistas de mejor nivel.

En Ponferrada, lejos de arredrarse tras una expulsión en contra muy rigurosa y un fuera de juego hiperbólico en el 1-0 local, el Deportivo sacó fuerzas de flaqueza para igualar por medio de Pablo Vázquez tras un servicio milimétrico de Lucas Pérez.

El espíritu de resiliencia de los diez jugadores que se quedaron más de ochenta minutos en inferioridad ante el entonces segundo de la tabla impulsó a los herculinos en las jornadas venideras.

Una semana después, con el míster Idiakez en el alambre, la Nova Creu Alta asistió a otra lección de unidad y solidaridad a cargo de los futbolistas de Riazor, que se adelantaron muy pronto en el marcador tras un robo del ‘Pulpo’ Villares y posterior asistencia para que el canterano Martín Ochoa no perdonase el 0-1.

No sin sufrimiento pero los deportivistas lograron un botín de precio indescriptible de feudo ‘arlequinado’, toda vez que el rival también ocupaba en esos momentos puestos de descenso.

El pasado domingo el club herculino puso la guinda a este mes de octubre con un triunfo tan justo como trabajado, con una segunda parte en la que el club manda un aviso a sus futuros contendientes.

No en vano, la primera victoria como local del presente ejercicio 23-24 ha relanzado anímicamente a un grupo que ha conseguido catapultarse hasta la undécima posición del campeonato, con solo seis puntos de desventaja sobre el liderato del Celta B.

Pese a que el descenso solo se halla a cuatro unidades —cualquier descuido podría volver a encender las luces de alarma—, lo cierto es que el conjunto de Riazor aspira a adoptar la velocidad de crucero deseada por todo el entorno blanquiazul.

Con un a priori poco trascendente encuentro de Copa entresemana, un nuevo compromiso vital para el sueño del retorno al fútbol profesional se avecina el domingo en Irún.

Concatenar el que sería el tercer triunfo consecutivo del curso elevaría más si cabe la moral de un grupo que empieza a tener claros sus referentes.

Con un armazón defensivo prácticamente impenetrable con los ‘pablos’ en defensa —que además aportan puntos en el balón parado como rematadores—, José Ángel, Salva Sevilla y Diego Villares en la medular, el equipo aguarda un plus que sin duda llegará en ataque para incrementar sus prestaciones.