La localidad riojana de Villarroya ha vuelto a cerrar su mesa electoral en pocos segundos, 33, aunque no han tenido ganas de superar su récord de 26, logrado en los comicios generales de 2023, porque sus habitantes han decidido tomarse este domingo las elecciones europeas "con tranquilidad".
Así lo han explicado a EFE los componentes de la mesa electoral de este municipio riojano, de siete habitantes censados, de los que tres son parte de la mesa y, por ello votan una vez que se ha cerrado; otros tres son suplentes y queda uno más.
En las pasadas elecciones generales de 2023 un reflejo de luz en un DNI provocó que en televisión pareciese que uno de ellos había votado con el carné de otra persona, lo que provocó que las redes sociales se llenaran de polémica con el pueblo, por lo que han decidido "pasar" de establecer una nueva marca.
Villarroya tiene ya "rodado" lo que debe hacer en cada jornada electoral, sobre todo por la proliferación de citas en los últimos años.
Sus siete habitantes se concentran en el Ayuntamiento poco después de las 8:00 horas junto a Clara Martínez, la secretaria; y, tras un rato de conversación, café y pastas, se dividen entre los tres a los que les ha correspondido ser presidente y vocales de mesa, los tres suplentes y, en cuarto lugar, el séptimo.
Nada más cumplirse las nueve de la mañana, abren la mesa, con los cuatro que deben votar ya en fila, y en pocos segundos cumplen con su voto.
Pero, en esta ocasión, algo era diferente porque no había ni prisa entre ellos, ni ganas por superar su propia marca, ni siquiera inquietud por saber en cuánto tiempo habían votado.
Un disgusto por un malentendido
Una pequeña desilusión que es fruto del "disgusto" que todos se llevaron el año pasado, cuando, en vez de ser noticia por su coordinación y su alegría por la jornada electoral, fueron víctimas de cómo las redes sociales "y algunas televisiones" tratan de explotar "para mal" hasta el más mínimo detalle.
Así lo ha explicado a EFE uno de los miembros de la mesa, secundado por los otros seis vecinos, que recuerdan muy molestos lo sucedido.
"Un reflejo de luz hizo que la foto de mi carné pareciera el de un hombre con bigote", ha explicado la vecina afectada directamente, que se vio sorprendida por "vídeos en redes sociales en los que se reían de cómo en Villarroya hacíamos trampas para votar rápido".
Aunque, "en realidad, es algo tonto, porque somos los que somos, en las mismas imágenes que se veía que estábamos los siete, con lo que no tiene lógica pensar que había otro carné", ha subrayado.
Sin embargo, añade otra vecina, "fueron días de vernos en muchos sitios por algo que no era más que un malentendido y se trató de convertir en algo que no sucedió. Fue feo".
Por eso, han decidido no "competir" por un nuevo récord, aunque, cuando han cerrado el colegio, sí han preguntado si eran los primeros, ya que otro municipio riojano, Torremontalbo, de 5 habitantes, pugnaba hace años por ser el primero en cerrar, pero, al tener un voto por correo, no puede hacerlo.
Otros siete posibles votantes
En Villarroya, en realidad, hay siete personas más que podrían haber votado en estos comicios, pero ninguno de ellos ha solicitado hacerlo, lo que ha permitido cerrar la mesa.
Así, en pocos minutos, cada uno de los siete de Villarroya han vuelto a sus quehaceres en un pueblo que se prepara para fines de semana mucho más bulliciosos en el verano, pero que todavía ahora, en un junio frío y desapacible, parece una localidad desierta.
"Ya estamos cansados", ha explicado a EFE el alcalde de Villarroya, Salvador Pérez, quien ha subrayado que, "por encima de todo, lo que hay que destacar es el buen ambiente que tenemos entre todos, sabemos lo que supone una jornada electoral, desde hace días vamos hablando de ello y venimos pronto".
Las elecciones europeas han coincidido en la celebración del Día de La Rioja y con un puente festivo, "pero la verdad es que nosotros no teníamos la opción de irnos porque seis iban a tener que estar de cualquier manera", reconoce el regidor, que lleva más de medio siglo en el cargo.
Ha recordado que Villarroya llegó a tener más de 400 habitantes hace décadas, "porque había trabajo en la mina", pero, "cuando se cerró, bastante gente emigró a Argentina y algunos de sus descendientes podrían votar, pero no lo hacen".
"Ojalá el censo creciese por nuevos habitantes, no por correo, pero la realidad es que este pueblo tiene mucho ambiente en verano y los fines de semana, aunque a diario lo tenemos que cuidar los que vivimos aquí, nosotros siete", ha concluido.