Medio millar de pinganillos y dos grandes pantallas colgadas en el hemiciclo del Congreso para entender las tres lenguas cooficiales que hoy se han hablado por primera vez en la Cámara Baja no han servido para acercar el diálogo entre los partidos políticos.
El primer pleno del Congreso de esta XV Legislatura, el de los pinganillos y los traductores a distancia, ha evidenciado una vez más el poco diálogo que existe entre los partidos de derecha y los de izquierda y nacionalistas, esta vez a cuenta de las lenguas de España.
"Ustedes construyen muros", "el canelo lo hace usted y no los demás", "el españolismo se cura viajando" o "desprecian lo común, el español" y "son ustedes una farsa", son algunas de las lindezas que se han recriminado diputados nacionalistas y de la derecha en un debate en el que sobraban pinganillos porque ni Vox ni el PP los han querido utilizar.
El pleno se ha convertido en un diálogo de sordos a pesar de que había dispuestos más de 450 auriculares con petacas para todos los parlamentarios.
Los diputados nacionalistas e independentistas han hecho gala de su idioma materno. Pero mientras unos como los de ERC, Junts, PNV y BNG han intervenido de forma casi íntegra en catalán, vasco y gallego, otros como la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurúa, ha utilizado los dos idiomas.
El diputado socialista gallego José Ramón Gómez Besteiro ha empleado el mismo tiempo para las dos lenguas, y la portavoz de Sumar, Marta Lois, también gallega de nacimiento, ha destinado más minutos al castellano que a su otro idioma.
Lo que finalmente no se han escuchado han sido dialectos o lenguas no oficiales. El nuevo diputado del CHA, Jorge Pueyo, -integrado en Sumar-, se ha quedado con ganas de estrenarse en aragonés.
En todo caso el Congreso no se ha convertido en una Torre de Babel, sobre todo porque los intérpretes se han afanado en unas traducciones que han resultado impecables para poder entender todos los discursos.
Destacada por inesperada ha sido la intervención del diputado vasco del PP, Borja Sémper, que se ha lanzado a hablar algunas frases en euskera horas después de que dijera que el PP no iba a hacer "el canelo" ni "cosas raras".
Sémper se ha autotraducido para dejar claro que en el Congreso se podía ya hablar en cualquier lengua "de manera breve y traduciéndolo luego". Aunque su gesto no ha sido entendido por sus adversarios, desde Vox al PNV, que le han acusado de hacer finalmente "el canelo".
El rechazo de la derecha a los pinganillos ha llegado a su culmen cuando los diputados de Vox los han abandonado en el escaño del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (ausente del pleno por su viaje a Naciones Unidas), en señal de desprecio.
El mismo que los de Abascal han mostrado como protesta entrando y saliendo del hemiciclo a conveniencia.