El próximo ministro de Transportes, Óscar Puente, es un diputado del PSOE al que muchos españoles pusieron cara cuando Pedro Sánchez le encomendó que fuera él quien le sustituyera para dar la réplica a Alberto Núñez Feijóo en el debate de la fallida investidura del candidato popular.
Así, en menos dos meses, el exalcalde de Valladolid ha pasado de ser conocido por ser el azote de Feijóo en el día de su fallida investidura a recibir el encargo de asumir la cartera de Transportes y Movilidad, donde se tratan asuntos tan espinosos como la transferencia de Rodalies (el servicio de Cercanías catalán) pactada con ERC.
Este abogado vallisoletano de 55 años dijo sí a Pedro Sánchez para dar la réplica socialista a Feijóo en una jugada que quienes conocían a Puente entendieron rápidamente, y quienes no le tenían aún ubicado, descubrieron en seguida que su discurso iba a levantar ampollas en el PP y a enfervorecer a los militantes socialistas.
Bregado en el cuerpo a cuerpo político en cientos de plenos municipales, Puente desplegó un catálogo de argumentos que pretendían desarbolar la estrategia de Feijoó de presentarse como el 'ganador' de las elecciones y a la vez afearle su aquiescencia respecto a los pactos de su partido con Vox, en un discurso que ahora ha desempolvado Sánchez para su propia y esta sí exitosa investidura.
Otro cuerpo a cuerpo dialéctico, esta vez con un psicólogo y bombero en un vagón del AVE, Lucas Burgueño -ahora en la cárcel provisional por quebrantar la orden de alejamiento contra su madre, a la que previamente coaccionó-, elevó aún más la polarización entre quienes aplaudían a Puente y quienes le afeaban su discurso en el Congreso de los Diputados, entre ellos el diputado y vicesecretario de Organización del PP, Miguel Tellado, quien vinculó el altercado con el "matonismo" del PSOE.
Puente representa esa faceta más política que en el PSOE han reclamado a Sánchez para la configuración de este nuevo gobierno, que enfrenta una legislatura en el alambre por la exigua diferencia entre la suma de PP y Vox y la que configura la mayoría parlamentaria que ha investido a Sánchez.
Como ya hizo en su debut en el Congreso de los Diputados, Puente se servirá también para su labor de una afilada retórica, fraguada en los escenarios que pisó como actor de teatro en su juventud, y también en los innumerables debates que lleva en sus espaldas desde que se afilió al PSOE en 1990 -con 22 años- y desde que en 2004 accedió a su primer cargo orgánico como vicesecretario general del PSOE de Valladolid.
"De ganador a ganador", el paso del mordaz diputado socialista a la bancada azul del Gobierno va a convertirle en cada sesión parlamentaria en una especie de espejo a través del que el líder del PP comprobará que no siempre ser el más votado es sinónimo de gobernar.
La paradoja viene porque Puente, pese a ser el PSOE la lista más votada en las elecciones municipales de Valladolid del pasado 28 de mayo, no gobierna en el consistorio, porque PP y Vox sumaban más concejales.
Sin embargo, ahora, tras la investidura de Sánchez -quien le ha elegido para sustituir a Raquel Sánchez al frente de una cartera de la que se desgajará el ámbito de Vivienda y la Agenda Urbana-, vivirá de nuevo en sus carnes eso de gobernar a través de un pacto parlamentario.
Tras años diciendo 'no es no' a Sánchez, que le ha llamado en varias ocasiones con el ofrecimiento de un ministerio, según el propio Puente, el exalcalde de Valladolid y uno de los más fieles sanchistas desde las primarias que ganó el presidente a la andaluza Susana Díaz en 2017, da un nuevo salto en su carrera política.
Convencido de que su sitio y máxima aspiración estaba en la Alcaldía de Valladolid, el revés en las elecciones del 28M reconfiguró sus prioridades a corto y medio plazo.
Como responsable de la cartera de Transportes, tendrá oportunidad de afrontar el soterramiento ferroviario en su ciudad, un caballo de batalla de la política municipal vallisoletana.
Está por ver si materializa dentro de cuatro años su "volveré" (a la Alcaldía de Valladolid), pronunciado en el mitin central de las elecciones generales del pasado julio, pero lo que es seguro es que su actividad ministerial le va a elevar en su visibilidad pública.