Detrás de rocigarcía se encuentran Rocío Osorio García y su pareja, Francisco Porto. La firma nació de la necesidad de unir la naturaleza, con el diseño y la aromaterapia. Entre los dos, han montado una pequeña cerería artesanal en Betanzos. Osorio estudió Bellas Artes, y a esta pareja, siempre les ha llamado la atención el mundo de la artesanía. Llevan tan solo un año en el mercado, pero el proyecto está funcionando muy bien. Comenzaron jugando con cera en la pandemia y el año pasado arrancaron este proyecto de forma más seria. En rocigarcía elaboran velas con cera de soja y también con cera de abeja.
Para elaborar velas con la cera de soja tienen dos líneas de trabajo. Por una parte están las velas que vienen en vasos de cristal: “son unos botes que hemos escogido con una parte didáctica, para que la gente no sople las velas, si no para que se acabe apagando paulativamente. Además vienen decoradas con una flor de la comarca de Betanzos”, afirma Porto. Además, utilizan un pabilo de madera, que permite que los tiempo de quemado se dupliquen, por lo tanto, esa vela se mantiene mucho más tiempo encendida. La otra línea que trabajan con la cera de soja son las velas creativas: la vela sobremesa es una vela aromática y decorativa, con un aroma donde predominan las notas refrescantes de fresa junto con los acordes dulces de la nata; la vela café irlandés, que aporta el olor del sabor a café, y que está elaborada al 100% con cera de soja vegetal y con mecha de algodón; y por último, la vela xeado, una fragancia en la que predomina el limón, pero al mismo tiempo con notas dulces.
En cuanto a la cera de abeja, se encuentran trabajando para recuperar toda la parte artesanal de la cerería gallega: “estamos trabajando con diferentes tipos de apicultores, para que nos cedan cera de abeja, y así comprobar que tipos de olores da ese animal. Dependiendo de la alimentación de la abeja , conseguimos un olor u otro diferente”, destacó Rocío. Destacan las velas enrollables de láminas de cera de abeja; pero también realizan velas por inmersión: “en un recipiente, fundimos la cera de abeja y vamos sumergiendo una mecha de algodón una y otra vez. En cada inmersión, la vela se va engrosando. Es cuestión de paciencia y de repetir el proceso hasta llegar al diámetro deseado”.
Todos los aromas de las velas de rocigarcia conectan experiencias y emociones: “no es lo mismo un aroma cítrico para una persona que para otra; o un aromático en rosa, a una persona le puede recordar a un entierro y otra, le puede recordar la mayor emoción que ha sentido en su vida. Entonces cambia mucho la percepción, ya no solo nuestra, si no la de los clientes. Todas nuestras velas están tratadas con mucho mimo y mucho cariño”, añadieron.