Las Lecciones Jacobeas Internacionales, que organiza la Cátedra del Camino de Santiago y de las Peregrinaciones de la Universidade de Santiago de Compostela, que dirige Miguel Taín Guzmán -catedrático de Historia del Arte-, finalizaron hoy con una caminata de los participantes, que realizaron el tramo jacobeo de Lires a Muxía, donde visitaron el Santuario da Nosa Señora da Barca.
Fueron cuatro intensas jornadas en el Museo das Peregrinacións, si bien ayer por la tarde se presentaron en el Centro de Acogida al Peregrino de Carretas dos bases de datos: Red Jacobea (350 registros), fruto del trabajo realizado por Paula Pita -doctora en Historia del Arte por la USC- que incluye recursos académicos, científicos y didácticos del Camino de Santiago; y BADAPECO (9.000 registros), fruto del proyecto desarrollado por Arturo Iglesias -técnico documental del Archivo de la Catedral de Santiago- que incluye información de los peregrinos que recibieron la Compostela en el s. XIX. Ambas están disponibles en abierto en la web de la Cátedra en el siguiente enlace: https://www.catedradelcaminodesantiago.com/es/bases_datos.php
El profesor Taín destaca cómo, en estas Lecciones, quedó “empíricamente” demostrado que la COVID-19 incidió en los perfiles del Camino, reduciendo su diversidad en cuanto a nacionalidades, además del descenso general de un 80% en los peores momentos del confinamiento. “Sin embargo, el Camino se revela como una de las grandes actividades post-covid a tenor de los registros de este año, a punto de entregar la Compostela número 200.000, con unas previsiones excelentes para estos meses, cuando aún estamos a la espera de los peregrinos de la Europa del Este y los asiáticos”, tal como advierte con optimismo el director de la Cátedra.
Sin embargo, demanda un estudio y análisis de la vinculación de los santiagueses con el Camino, que proponga soluciones a que los peregrinos solo se queden unas horas en la ciudad. “Los peregrinos no se siente acogidos, de ahí que pasen muy poco tiempo entre nosotros. Debemos evitar la peregrinofobia”, concluye Taín.