Una víctima del Alvia: “A medida que lo físico se estabiliza, aflora lo demás”

Una víctima del Alvia: “A medida que lo físico se estabiliza, aflora lo demás”
Varias personas a su llegada al juicio del Alvia en la Cidade da Cultura | álvaro ballesteros (ep)

Las víctimas del Alvia que comparecieron hoy en la Cidade da Cultura siguen mostrando lo latentes que siguen todas las “pesadillas” provocadas por el accidente ferroviario de Angrois en el año 2013 y que aún hoy se materializan en secuelas psicológicas. 
 

“A medida que lo físico se estabiliza, aflora lo demás”, señaló  una de las afectadas mientras explicaba las dificultades que tuvo que afrontar en la última década para recuperar su “vida normal”. 
 

Una vida que para la mayoría de los supervivientes “se rompió entera”, tal y como ha suscrito la pareja de una de las pasajeras del tren que tuvo que declarar hoy. Y es que esta pareja, que iba a casarse dos días después del accidente, pasó a tener que convivir, según compartió la afectada, con el “recuerdo de un silencio de muerte absoluta”, el miedo de a coger cualquier medio de transporte y la implicación psicológica de las visibles secuelas físicas. 
 

“En mi casa no tengo espejos porque verlo —su reconfiguración facial— es recordarlo todos los días de mi vida”, manifestó al concluir su testimonio.

 

Cuestionamiento

En cambio víctimas con secuelas menos evidente parecen haberse sentido juzgadas por médicos, su entorno laboral e incluso durante el propio transcurso de la sesión judicial a causa de las secuelas.
 

Afirmaciones como “rapidito, que tú no tienes nada roto” o el apremio de los médicos de la Seguridad Social por concluir la baja son algunas de las presiones a las que varias víctimas han estado expuestas, según relataron tanto ellas como sus allegados. 
 

En un tono similar se les cuestionó la temprana reincorporación a la vida laboral, a lo que una de las víctimas interpeladas respondió que hace “de tripas corazón” para la empresa en la que trabaja, ya que le quedan pocos años para jubilarse y no ve otra opción más que “pelear”. 
 

“Ahora que están pasando por aquí los testigos van ustedes a ver que aquí no hay nadie curado. Otra cosa distinta es que queramos seguir para adelante”, le espetó otro declarante a la defensa de la aseguradora Allianz.

 

Relaciones personales

La afectación en el desarrollo de las relaciones interpersonales ha sido otro de los lastres con al que tanto víctimas como su entorno más cercano han tenido que acostumbrarse.  “Mi marido antes era un hombre de hierro. Desde el accidente no está bien”, apuntó una de las testigos. 
 

“Mi hija nunca más habló del tema. Su forma de defensa es inhibirse del tema, olvidar”, detalló otra. Además, añadió que, a lo largo de los años que sucedieron al siniestro, “no había manera” de que su hija saliera de casa. 
 

Respecto a si se produjo algo fuera de lo habitual el día del accidente, fueron varios los declarantes que advirtieron que ese día en particular notaron una “velocidad exagerada”.

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