Pasado lo peor del temporal en A Coruña, y aunque el tiempo continúe inestable, llega el momento de volver a salir a disfrutar de lo mejor de la gastronomía local. Y si es con vistas al mar, mejor. La ciudad cuenta con numerosos locales sobre la playa, desde donde perderse –con precaución– en las olas invernales.
Si en verano triunfan las puestas de sol, en invierno las protagonistas son las olas. La Tita Rivera, en O Portiño, cuenta con una oferta gastronómica que combina tradición con productos de proximidad. En cuanto a la bodega, destaca su cerveza de barril, vermuts y sidras. Sus hamburguesas y bocatas triunfan entre los paladares más exigentes. En invierno continúan además con su intenso programa de actividades: el próximo 17 de noviembre celebran su taller Paint&Wine, donde unen pintura y vino, impartido por Román Romeral.
Arroces, pescados y mariscos, directamente desde el Atlántico y con vistas a este mismo mar. El restaurante Tira do Playa es uno de los clásicos coruñeses, situado sobre el arenal de Riazor. En invierno, uno de sus espacios más privilegiados es la terraza de Zona Club, con vistas directas sobre la playa.Un placer para todos los sentidos con una carta basada en los productos del mar de alta calidad. Destaca también su extensa carta de vinos. Ensalada de bogavante, arroz de carabineros o lubina salvaje son algunas de sus apuestas.
El único restaurante con Estrella Michelín de la ciudad ofrece una de las mejores vistas de la bahía coruñesa, al estar situado en lo alto del monte de Sampedro. Su vista panorámica sobre la ciudad, sus menús degustación, con varias opciones, y sus platos sofisticados no dejan indiferente a nadie. Se puede reservar para ir a comer o a cenar y también celebran eventos especiales, tanto familiares como de empresa. Algunos días de invierno, la niebla cubre la ciudad dando lugar a una vista de lo más especial.
Su ubicación frente al castillo de Santa Cruz, en plena bahía de A Coruña y con la ciudad al fondo, hacen del hotel Noa uno de los lugares más especiales donde poder tomar algo frente al mar. En invierno, además, las olas rompen frente a su terraza dando lugar a un espectáculo privilegiado. En su amplia terraza en la planta baja se puede picar algo a cualquier hora del día, tomarse una caña al atardecer o un café o desayuno por la mañana. Además, el hotel ofrece dos espacios gastronómicos: el restaurante OLAS, más formal, y el gastrobar QOMO, más informal y de picoteo.