El primer ministro francés, Michel Barnier, aseguró que Francia "atraviesa una realidad" difícil en términos económicos "que no desaparecerá con una moción de censura", según dijo en la Asamblea Nacional poco antes de que se vote su posible destitución.
En un marcado tono de adiós, en el que llegó incluso a despedirse del personal de la Asamblea pese a que restaban unos minutos para el inicio de la votación, Barnier hizo un último llamamiento a la "responsabilidad" y alertó de los peligros que corre el país en caso de que caiga su Gobierno.
"No me resigno a la idea de que la desestabilización institucional pueda ser el objetivo que una en esta cámara a una mayoría de diputados", dijo el exnegociador europeo del Brexit, que caerá previsiblemente por la unión de los votos de la izquierda y de la extrema derecha.
El todavía jefe del Gobierno negó que haya presentado unos presupuestos de austeridad, aunque reconoció que le hubiera gustado "repartir más dinero, pero no lo había".
Con una deuda de 3,2 billones de euros, dijo, Francia debe pagar cada año 60.000 millones de euros de reembolso de su deuda, una factura que puede crecer si, como auguró, los tipos de interés suben por la inestabilidad del país.
El primer ministro advirtió de un periodo "más difícil y más grave" si prospera la moción de censura, y señaló que habrá una pérdida de poder adquisitivo para los ciudadanos porque sin las medidas presupuestarias que había previsto tendrán que pagar más impuestos.
Además, dijo, se paralizará la contratación de policías y militares previstos para luchar contra la creciente inseguridad y no se podrán aplicar las medidas de apoyo que se habían acordado con el sector agrícola.
"Sin contar con las incertidumbres y los riesgos que esta situación acarrea", dijo el primer ministro, que pasará apenas tres meses en el cargo, el periodo más breve desde la Segunda Guerra Mundial.
"No temo esta moción de censura. Lo que está aquí en juego es nuestra capacidad colectiva de acercarnos, de superar las divisiones, de tener como único rumbo el interés general", dijo.
A modo de despedida aseguró: "Siento como un honor haber sido y ser el primer ministro de todos los franceses. Cuando esta misión se acabe, que puede ser muy pronto, quedará para mi el honor de haber servido con dignidad a Francia y a los franceses".