El movimiento bolsonarista salió a las calles de Brasil y ayer marchó hasta la puerta de muchos cuarteles y exigió una “intervención militar” contra la victoria electoral del líder progresista Lula da Silva. Las manifestaciones fueron multitudinarias y pacíficas pero de un claro talante antidemocrático, hasta el punto de que reclamaron que las Fuerzas Armadas impidan el próximo 1 de enero la toma de posesión de Lula, que el pasado domingo derrotó en las urnas al presidente Jair Bolsonaro por una mínima diferencia de 1,8 puntos porcentuales.

Marchas en las ciudades

Las mayores concentraciones fueron en Río de Janeiro y en Sao Paulo, y en ambos casos en las sedes de los comandos regionales del Ejército, al igual que ocurrió en Brasilia, aunque con un menor número de personas. La consigna en todos los casos fue la misma: “Intervención federal”, bajo el artículo 34 de la Constitución nacional, que en uno de sus puntos dice que el Gobierno central puede intervenir, si fuera necesario y por los medios posibles, para garantizar la “forma republicana, el sistema representativo y el régimen democrático”.

La excusa fue también la misma y es que un Gobierno de Lula llevará a Brasil al “comunismo” e implantará un régimen similar al que viven países como Venezuela o Nicaragua, citados en muchas pancartas y fiel al discurso de Bolsonaro en su campaña. También denunciaron un supuesto fraude, una hipótesis que fue negada por la justicia electoral y todos los partidos y las instituciones, que reconocieron la victoria de Lula, al igual que cientos de gobiernos extranjeros.

No obstante, las masivas protestas de camioneros, que bloquearon unas 600 carreteras en todo el país para protestar por la victoria de Lula, terminaron luego del discurso de Bolsonaro.