Ucrania alertó ayer de una posible ofensiva rusa antes de finales de año, mientras lanzaba un nuevo ataque con drones contra un aeródromo militar en territorio ruso.
“Debemos entender que nuestro enemigo intentará hacer que estos días sean para nosotros oscuros y difíciles”, aseguró el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Según el mandatario ucraniano “Rusia ha perdido este año en todo”, pero intentará “compensar sus derrotas” con nuevos ataques de misiles contra “el sistema energético”. Zelenski expresó su convicción de que “la oscuridad no impedirá a los ucranianos infligir nuevas derrotas a los ocupantes”, pero alertó a todos a “estar listos para cualquier escenario”.
“Es evidente que los rusos se preparan para algo”, alertó por su parte a la televisión ucraniana la portavoz del Mando Sur de Ucrania, Nataliya Humenyuk.
Según la representante castrense, “ahora en alta mar hay un buque portamisiles y dos submarinos, lo cual suma en total 16 misiles del tipo Kalibr”. Humenyuk recordó el ataque masivo del pasado 5 de diciembre, cuando el ejército ruso utilizó misiles de emplazamiento marítimo y aéreo, al señalar que “en un principio la situación es muy parecida”.
“Estamos listos para esto. Estamos al tanto de la posibilidad de un ataque de este tipo”, subrayó al señalar que Rusia podría efectuar “tanto ataques masivos como puntuales”.
En previsión de una posible ofensiva rusa, Ucrania lanzó ayer un ataque con dron contra el aeródromo Engels, situado en la región rusa de Saratov, a unos 500 kilómetros de la frontera, durante el cual murieron al menos tres militares rusos, según informó el Ministerio de Defensa ruso.
La defensa antiaérea rusa derribó un dron ucraniano que volaba a baja altura “cuando se aproximaba al aeródromo militar ‘Engels’ de la región de Saratov”.
Según el parte castrense, tres militares del personal técnico del aeródromo, una de las bases de la aviación estratégica de Rusia, murieron a consecuencia de la caída de los fragmentos del dron. “Los aviones no sufrieron daños”, recalcó Defensa.
El pasado día 5 el mando ruso informó de que había interceptado varios drones ucranianos que tenían como objetivos los aeródromos “Engels” y “Diáguilevo”, este último en la región rusa de Riazán, vecina de la de Moscú.
Ese mismo día Ucrania fue objeto de un masivo ataque de misiles rusos contra su infraestructura energética. De este modo, Ucrania sumará también los esfuerzos diplomáticos al pulso en el campo librado en la batalla en el frente.
Así, el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, anunció a medios ucranianos que solicitará de manera formal la exclusión de Rusia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. “Nuestra pregunta es muy simple: ¿tiene Rusia el derecho a seguir siendo un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y, en general, de estar en las Naciones Unidas?”, cuestionó.
“Tenemos una respuesta convincente y razonada: no, no lo tiene”, recalcó, al señalar que el tema ya se debate en los círculos diplomáticos internacionales.
Kuleba agregó además que la cuestión de qué ocurrirá con Rusia después de que sea derrotada en la guerra ya no constituye un “tabú”.
La Carta de la ONU no prevé la posibilidad de privar a un miembro permanente del Consejo de Seguridad de su estatus y de su derecho a veto.
Para excluir a un país de la organización, deben votar a favor dos tercios de los miembros de la Asamblea General y la decisión debe ser ratificada por el Consejo de Seguridad.
Entretanto, el frente se mantiene estable en medio de un duelo de artillería entre ambas partes.
Según el parte de guerra del ejército ucraniano, en la última jornada las fuerzas rusas bombardearon cerca de un centenar de localidades prácticamente a todo lo largo de la línea del frente, especialmente en las direcciones de Kupyansk, Liman, Bajmut y Avdiivka, en la región de Donetsk, y hacia las regiones sureñas de Zaporiyia y Jersón.
El portavoz de Defensa ruso, Igor Konashenkov, aseguró que “las fuerzas rusas continuaron su ofensiva en Donetsk.