El presidente francés, Emmanuel Macron, fue recibido con abucheos y gritos de dimisión durante un desplazamiento por Alsacia, la primera de sus salidas de París dentro de su intento de reconectar con los ciudadanos tras la crisis de la reforma de las pensiones. En su primera parada, una visita a una empresa de construcción en madera en la localidad de Muttersholtz, una unidad de gendarmería tuvo que desplaza a los manifestantes, dado que la concentración no había sido autorizada. “Les pedimos que reculen. Último aviso: vamos a usar la fuerza”, avisaron los gendarmes, según medios locales. La concentración se movió unos doscientos metros, lo que no libró al presidente de los abucheos y del ruido de silbatos y cazuelas. “Queríamos verle, pero como no quería escucharnos hemos hecho ruido”, señaló a los medios una de las manifestantes.
Aún peor fue su recibimiento durante la tarde en la localidad alsaciana de Selestat, donde decenas de personas le recibieron en la plaza principal con gritos de “Macron dimisión” e increpaciones sobre su reforma de las pensiones, convirtiendo el buscado baño de masas en uno de abucheos. “He tenido recibimientos peores”, minimizó el jefe de Estado, que pese al estruendo departió con algunos de los ciudadanos concentrados y trató de justificar sus medidas.
El portavoz del Gobierno, Olivier Veran, dijo sobre las protestas que recibieron al presidente que es “indispensable” que los miembros del Ejecutivo puedan desplazarse por el país y hablar con los ciudadanos sobre “las reformas que se han hecho y las que llegarán”. Veran recordó que Macron marcó un plazo de 100 días para lograr calmar al país mientras se ponían en marcha nuevas reformas tangibles, y que en ese plazo deben “acelerar todos los proyectos prioritarios para el país”.