La operación militar a gran escala que Israel lanzó en Yenin, norte de Cisjordania ocupada, entra en su recta final y podría terminar en las próximas horas ante la poca resistencia de las milicias palestinas, mientras que han tenido que huir de la violencia unos 3.000 residentes del campo de refugiados, que quedó totalmente destrozado, sin agua ni luz.
“No hay ningún punto del campamento en el que no hayamos estado, incluido el centro. Cada unidad recibirá hoy sus objetivos y los inspeccionará. Si tenemos fricción con los terroristas, lucharemos con ellos”, afirmó el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, después de que las tropas llevaran a cabo “redadas, emboscadas y destrucción de laboratorios de explosivos”.
La incursión israelí se desarrolló con escasos incidentes violentos, ya que las tropas se toparon con “poca resistencia” por parte de los grupos armados que operan en el campo de Yenin (bastión del movimiento miliciano de Cisjordania), ya que el primer ataque aéreo “les pilló por sorpresa”, tuvieron que limitarse a tácticas defensivas y muchos huyeron, según indicó un oficial militar israelí.
Israel lanzó a primera hora de la madrugada del lunes una campaña militar por tierra y aire sobre Yenin, de una envergadura desconocida desde la Segunda Intifada (2000-05) y que dejó once palestinos muertos. Casi todos eran milicianos, pero también hubo cuatro menores, así como 120 heridos, 20 de gravedad.
“La muerte de un ciudadano por una herida crítica en la cabeza por disparo de la ocupación (israelí) en Yenin eleva a once el número de muertos”, indicó el Ministerio de Sanidad palestino en su último informe. Las fuerzas de seguridad israelíes cumplieron gran parte de las metas de la campaña, pero aún tienen como objetivo unas “diez infraestructuras terroristas” (lugares de fabricación de armas y explosivos) que quieren desmantelar.
Según las estimaciones del ejército israelí, quedan dentro del campo unos 300 milicianos palestinos, frente a más de mil efectivos israelíes, por lo que el operativo podría culminar en las “próximas horas”, pero también se puede prolongar “días” en función de los desarrollos en el terreno.
Desde que comenzó el operativo, Israel detuvo a unos 120 sospechosos palestinos en Yenin y la mayoría pertenecen a la Brigada de Yenin, que aglutina a las milicias de todas las facciones palestinas, responsable de más de 50 ataques contra objetivos israelíes en el último año, según el ejército.
Mientras los combates continúan, alrededor de 3.000 residentes del campo de refugiados (donde viven unos 20.000 palestinos) abandonaron sus casas, huyendo de la violencia, y ante un espacio que quedó totalmente devastado y no hay suministro ni de luz ni de agua. Un oficial militar aclaró que el ejército no ordenó la evacuación, como informaron medios palestinos, y que dejaron salir libremente a todos los residentes que se marcharon.
Médicos sin Fronteras denunció ayer que Israel está negando el acceso de equipos médicos al campo de refugiados, que lanzó gases lacrimógenos al hospital Jalil Suleiman de Yenin y que varias ambulancias fueron embestidas por blindados militares.
A la escasa resistencia en Yenin se suma la falta de respuesta de las milicias palestinas de Gaza, que no lanzaron cohetes en represalia, aunque esa opción no es descartable ya que ya hubo múltiples lanzamientos este año.
Desde la Autoridad Palestina (que gobierna en zonas reducidas de Cisjordania, entre ellas Yenin), la reacción fue tibia más allá del anuncio del presidente Mahmud Abas de suspender la cooperación en seguridad con Israel. No es la primera vez que declara algo similar, pero tiene pocas o nulas implicaciones en el terreno.