Ucrania se prepara para recibir el Año Nuevo en medio de apagones y bombardeos aéreos rusos contra su infraestructura civil, mientras el frente parece estabilizarse por el momento.
“Nuestro objetivo es que en Nochevieja todos los ucranianos tengan luz y creo que lo lograremos”, dijo Kyrylo Timoshenko, portavoz de la Presidencia ucraniana. Simultáneamente, los operarios trabajan contrarreloj para reparar las infraestructuras dañadas y permitir que la electricidad llegue al mayor número de hogares ucranianos durante estas fiestas.
La compañía estatal eléctrica señaló que las consecuencias del último ataque no fueron tan grandes “como esperaba el enemigo”.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, aseguró tras el último ataque masivo que hay cortes de energía en la mayoría de las regiones de Ucrania y la situación es “especialmente difícil” en la región de Kiev y la propia capital, así como en las regiones de Leópolis, Odesa, Jersón, Vinnytsia y Zakarpattia.
“Nuestros ingenieros de energía y equipos de reparación están haciendo todo lo posible durante el día para que los ucranianos sientan lo menos posible las consecuencias del ataque terrorista”, explicó.
Rusia lanzó el jueves un ataque contra las infraestructuras energéticas de Ucrania que dejó el 90% de la ciudad de Leópolis sin luz. Sin embargo, Zelenski consideró que Moscú tiene “cada vez menos misiles” y con estas acciones se adentra en “un callejón sin salida”.
“Con cada uno de esos ataques con misiles, Rusia solo se está adentrando cada vez más en un callejón sin salida. Tienen cada vez menos misiles. Y cada cohete solo confirma que todo esto debe terminar en un tribunal”, afirmó.
El líder ucraniano afirmó que sus fuerzas armadas derribaron 54 misiles y 11 drones de ataque, aunque algunas bombas impactaron en sus objetivos.
A la vez, las autoridades de la capital ucraniana denunciaron ayer nuevos ataques rusos con drones a primera hora de la madrugada.
Sobre la situación en el frente, Zelenski dijo que no hay “cambios significativos” y que los rusos no abandonan “la loca idea” de capturar la región de Donetsk.
Paralelamente, el ministerio de Defensa de Rusia informó de que continúa con éxito la ofensiva en la región.
Las batallas más cruentas se llevan a cabo ahora en Bajmut, que Moscú trata de conquistar desde hace unos meses y también en Kreminna, bajo control ruso y ubicada en la vecina Lugansk.
Las fuerzas rusas se hicieron con Kreminna, donde antes del inicio de las hostilidades vivían unas 20.000 personas.
Tanto en abril como en julio pasados, Rusia proclamó la victoria en toda la región de Lugansk. Sin embargo, la situación comenzó a cambiar en otoño tras el avance ucraniano en el este y el comienzo de una operación para retomar Kreminna.
En medio de informaciones sobre los éxitos de las fuerzas ucranianas en esa dirección, varios expertos pidieron que no se saquen conclusiones precipitadas, ya que la batalla por la localidad, considerada clave, no va a tener un pronto desenlace.
En particular, eso se debe, según analistas, a las fortificaciones rusas levantadas en la urbe durante los últimos meses y la cantidad de las fuerzas que el mando ruso envía a Kreminna para frenar la contraofensiva ucraniana.
“Bajmut, Kreminna y otras zonas en el Donbás requieren ahora el máximo de fuerzas y concentración. La situación es difícil, dolorosa. Los ocupantes gastan todos sus recursos - que son significativos- para forzar algún avance”, reconoció Zelenski a comienzos de esta semana.
Entretanto, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, expresó su convicción de que hay que encerrar a Rusia en sus fronteras para extinguir la agresión e imposibilitar su expansión.
Según Kuleba “habría que meterlos en sus fronteras y encerrarlos” y “que vivan en su autarquía, bajo su rey padre, pero que no ataquen a nadie”.