La protesta de agricultores y ganaderos franceses se desinfló ayer, un día después de los anuncios del Gobierno para contentar al sector. No obstante, todavía seguían activos cerca de 40 bloqueos de carreteras y autopistas, algunas próximas a la frontera española.

Según un conteo realizado por las autoridades francesas, ayer se registraron 38 bloqueos con la participación de 700 agricultores –que levantan barricadas y colocan sus camiones y tractores como barreras–, frente a los 112 del viernes, cuando se manifestaron 17.500 profesionales.

La autopista A64, donde se inició el movimiento de protesta que recordó en algunos puntos al de los ‘chalecos amarillos’ de 2018, empezó a despejarse, tras más de una semana de movilización.

Según datos de Bison Futé, el organismo de información sobre el tráfico, la autopista A63 que comienza en la frontera española del País Vasco ya no estaba cerrada al tráfico como el viernes, aunque tenía problemas de atascos.

Sin embargo, la Nacional 22, que conecta con Andorra, y la autopista A9, que une el sudeste de Francia con la región española de Cataluña, seguían cerradas al tráfico. En el caso de la A9 en tres puntos: en las proximidades de Perpiñán, Montpellier y Nimes.
Muchos de los manifestantes se quejan de la entrada de productos agrícolas procedentes de España, pues consideran que son una competencia desleal por su bajo precio y que sus estándares medioambientales son peores.

Aunque el primer ministro francés, Gabriel Attal, logró este viernes calmar los ánimos con una batería de anuncios, entre ellos una exención fiscal al gasóleo agrícola, las principales organizaciones agrícolas pidieron continuar con la movilización al considerar que las medidas no llegaban suficientemente lejos.

Jóvenes Agricultores, una de las más representativas del sector junto a la poderosa Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas, sembró ayer la confusión al aseverar que comenzarían a bloquear los accesos a París desde hoy. La declaración fue después matizada y la organización aseguró que se trata de una acción que está encima de la mesa. 

Otro de las grandes organizaciones agrícolas francesas, Coordinación Rural, anunció ayer que mañana partirán de Agen, en el sur de Francia y uno de los epicentros de las protestas, en dirección París con la meta de bloquear el mercado internacional de Rungis (afueras), considerado el mayor de productos frescos en el mundo.

Ayer, también se realizaron algunas acciones de agricultores contra las grandes superficies, a las que acusan de comprar a precios muy bajos para llevarse elevados márgenes de beneficio.

Presión electoral

A menos de seis meses de las elecciones europeas, en las que la ultraderecha de Marine Le Pen es favorita, el Gobierno francés del presidente europeísta Emmanuel Macron quiere evitar que la revuelta de los agricultores tenga el alcance de los ‘chalecos amarillos’, la rebelión de 2018 de las clases medias-bajas de áreas semirurales que puso a Macron en apuros. 

Por ello, Attal no tardó en aceptar varias de las reivindicaciones del sector mientras ordenó a las fuerzas de seguridad intervenir lo mínimo, a pesar de que los manifestantes incendiaron al menos tres edificios públicos en los últimos días.