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viernes | 22 noviembre | 2024
El Reino Unido ultimó ayer los últimos preparativos para la coronación hoy del rey Carlos III, la primera en 70 años, con la celebración de los ensayos finales en la abadía de Westminster y la infinidad de banderas colgadas en calles, bares y restaurantes.
Carlos III y la reina consorte, Camila, llegaron en la mañana de ayer a la abadía para los últimos ensayos de la ceremonia que tendrá lugar hoy a partir de las 11.00 hora local (10.00 GMT) y también lo hizo el príncipe Guillermo, heredero de la corona británica.
El rey y la reina consorte saludaron desde su vehículo a la multitud allí congregada, mientras numerosas personas ya se habían instalado a ambos lados de las avenidas que recorrerá la carroza que llevará a los reyes desde el palacio de Buckingham a la abadía.
Debido a la complejidad de la ceremonia, que tendrá varias etapas hasta que el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, le coloque la corona de San Eduardo, los reyes y el príncipe de Gales ensayaron por última vez detalles del evento, que será seguido por televisión por millones de personas en el Reino Unido y el mundo.
Tras el ensayo, Carlos III se acercó a estrechar la mano a las miles de personas agolpadas en las cercanías de Buckingham, acompañado del príncipe Guillermo y su esposa Catalina, que también conversaron con los ciudadanos que contemplarán de cerca la procesión real de esta mañana.
El rey sonrió y habló con numerosos personas, mientras miembros de su equipo de seguridad sugerían al público que dejaran sus teléfonos móviles y les instaban a “disfrutar del momento”.
Visitantes de diversas partes del mundo se acercaron a los miembros de la familia real para transmitirles sus buenos deseos antes de la coronación: “Rey Carlos, es un gran honor conocerle, venimos desde Estados Unidos”, le dijo una mujer al monarca, mientras otra le comentaba que procedía de Tailandia.
Bares, restaurantes y tiendas colocaron banderines y se engalanaron las principales calles de la capital del país también con banderas, mientras que en la céntrica calle de Oxford Street se cpolocaron dos coronas gigantes, encima de cojines rojos, sobre las marquesinas de dos paradas de autobuses.
Una vez que concluya la ceremonia, Carlos III y Camila saldrán al balcón del palacio de Buckingham para saludar a la multitud allí congregada, aunque de momento se desconoce qué miembros de la familia real acompañarán a los reyes en este acto.
El evento concluirá con el vuelo rasante de aviones de la Real Fuerza Aérea sobre el palacio.
Carlos III almorzó con los gobernadores y primeros ministros de los países y territorios en los que es jefe de Estado y después se reunió con los líderes de la Commonwealth, la institución que agrupa a las excolonias y que le era particularmente querida a su madre.
El rey completó la jornada con la recepción que ofreció en el palacio de Buckingham para los invitados especiales, entre ellos los reyes de España, Felipe VI y Letizia, y jefes de Estado de otros países, entre ellos el presidente de Brasil, Lula da Silva.
No obstante, los principales mandatarios de América, con la exclusión del brasileño y del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, estarán ausentes de la ceremonia, y estarán representados por sus cancilleres, embajadores e incluso cónyuges.
