La primera ministra británica, la conservadora Liz Truss, está este lunes bajo presión tanto de la oposición cómo de buena parte de sus diputados para que dimita, después de haber tenido que desmantelar su plan fiscal por el caos provocado en los mercados financieros.
La dirigente "tory", que asumió el cargo el pasado 6 de septiembre, se ha reunido con sus ministros y prevé hacerlo esta tarde con su grupo parlamentario en la Cámara de los Comunes, muchos de cuyos miembros han puesto en cuestión su liderazgo.
Truss ganó las elecciones internas para suceder a Boris Johnson gracias al voto de las bases con la promesa de rebajar los impuestos para fomentar el crecimiento, una estrategia que se ha visto obligada a revertir ante las críticas recibidas, con el consiguiente golpe a su autoridad.
El nuevo ministro de Economía, Jeremy Hunt, anuló este lunes la mayoría de los recortes fiscales anunciados el 23 de septiembre por su predecesor, Kwasi Kwarteng, quien fue cesado el pasado viernes por la jefa del Gobierno en un intento de salvar su mandato.
Los diputados del Partido Conservador están ahora divididos sobre si mantener su apoyo a Truss con el eventual objetivo de evitar unas elecciones anticipadas o forzar su salida para reemplazarla con otro candidato con mejores perspectivas de cara a los comicios previstos en 2024.
Podría suceder que la primera ministra decidiera dimitir, si concluye que no tiene apoyos suficientes para sacar adelante su programa de Gobierno.
Si no es así, según las actuales normas del partido gobernante, no se puede convocar una moción de censura interna para echarla hasta un año después del inicio de su mandato.
Algunos diputados conservadores piden no obstante eliminar esta restricción, lo que requeriría cambiar la normativa.
El llamado comité 1922 del grupo parlamentario, encargado de organizar las elecciones internas, podría decidir modificar las pautas si así lo pide una amplia mayoría de los 357 parlamentarios "tories" que hay en los Comunes.
La moción de censura interna se convoca cuando lo reclama al menos un 15 % del grupo parlamentario -actualmente, 54 diputados-. En caso de que Truss la perdiera, se celebrarían unos comicios primarios para elegir a un sustituto, como se hizo tras la dimisión forzada el pasado julio de Johnson.
Los conservadores quieren sin embargo evitar unas primarias, que llevarían varias semanas, por lo que les interesa buscar un candidato de consenso que pueda sustituir inmediatamente a la actual jefa del Ejecutivo, tanto si dimite como si se fuerza su marcha.
Su principal problema es precisamente encontrar a esa figura unitaria, en un momento de grandes divisiones internas provocadas por el Brexit y empeoradas durante el mandato de Johnson.
Más de 630.000 británicos han firmado una petición por internet para que se convoquen unos comicios anticipados, al igual que el Partido Laborista de Keir Starmer, el cual, según las encuestas, ganaría por mayoría absoluta.