Algo pasa en Ferrol

Ha pasado más de un año desde que se conformaron los nuevos gobiernos municipales y es hora de valorar la marcha de las ciudades gallegas y la gestión de sus alcaldes. En Vigo, Abel Caballero, con su super mayoría absoluta, mantiene tiranteces con parte de la ciudadanía a la que no le llega con las luces de Navidad, pero lo cierto es que mantiene un apoyo muy amplio y con sus peculiaridades y su toque personal, muy personal, consigue apartar de la casa consistorial los vaivenes de su partido y de Sánchez para mantenerse como referente de la ciudad olívica. Pontevedra avanza con su alcalde del Bloque que, cómo no, tiene problemas no ya con la oposición, sino con la izquierda que le apoya para mantenerse en la Alcaldía, es un hombre nacionalista en una ciudad sociológicamente de centro derecha, pero que ha conseguido liderar su ciudad por encima de ideologías, si bien mantiene una guerra casi personal contra la celulosa que no es compartida por una mayoría de pontevedreses. Santiago vaga sin rumbo con una alcaldesa poco consistente y sin más proyecto que la fuerza de ser capital y sede de las instituciones gallegas y, cómo no, con su Catedral y el camino de Santiago que llenan la ciudad de turistas, con un alcalde que supiera liderar, Santiago se saldría del mapa. Orense, ya saben ustedes, la falta de acuerdos mantiene a Jácome contra viento y marea y la ciudad está un poco al “pairo” esperando una mano firme al timón, que nunca acaba de llegar. Lugo está desaparecida, ni “arre ni so”, vegeta sin más. Lo de La Coruña no tiene nombre, una alcaldesa que no tiene proyecto de ciudad y todavía arrastra la estela de la huelga de basura que llenó de porquería las calles de la ciudad. No tiene buena relación con el Deportivo y su equipo hace aguas bajo la sombra de la sospecha de alguno de sus  concejales, que parece ser el “cerebro” del equipo de gobierno y que está consiguiendo “ruralizar” una ciudad cosmopolita que fue, en su día, faro y ejemplo para Galicia y España. Nunca la ciudad de la Pardo Bazán, su Marineda, estuvo tan triste y apagada. La Marea y los gobiernos de izquierdas han lastrado el crecimiento y desarrollo de una ciudad que tiene un potencial enorme pero anestesiado, sin rumbo. Solo Inditex y Estrella de Galicia mantienen con vida la ciudad que en su día fue “cabeza, guarda y llave del Reino de Galicia”. La alcaldesa ni está ni se le espera, una pena ver la decadencia de un Ayuntamiento que, en su día, fue líder indiscutible de Galicia. Y en este repaso llegamos a Ferrol, una ciudad castigada por la reconversión en los ochenta y que atravesó todas las dificultades habidas y por haber y que muchos daban por “muerta” y sin solución. Tras las últimas elecciones municipales recuperó el Bastón de mando José Manuel Rey, quien tuvo el coraje de mantenerse cuatro años en la oposición por su compromiso irrenunciable con sus vecinos y, finalmente, logró una mayoría que le permite desarrollar su proyecto guardando fidelidad a su modelo de ciudad porque, y aquí está la clave, Rey tiene un modelo de ciudad que le llevará tiempo realizar pero que mantiene el pulso firme con una hoja de ruta clara, diáfana y conocida y compartida por sus ciudadanos que, hartos de los bandazos de la izquierda, decidieron entregar el mando a quien ha demostrado mayor compromiso con Ferrol, al que todos quieren pero al que no todos saben poner en valor, Rey sí. Algo pasa en Ferrol y es algo bueno, los vecinos han recuperado el orgullo de su cuidad que muchos daban por perdido, no hay más que ir a A Malata y ver una ciudad ilusionada, con energía positiva. Un espejo donde otros se deben mirar.

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