Ayudar al enfermo en el tránsito más difícil

Acabo de pasar un trance doloroso con la muerte de un familiar muy querido para mí. Este motivo y un accidente doméstico que me imposibilitó poder utilizar una de las manos para aporrear el ordenador, hizo que durante varias semanas estuviera ausente de mí contacto con los lectores.


Fueron días de atención médica y sanitaria e ingresos hospitalarios que concluyeron con el fallecimiento de esa persona. Durante el tiempo que le acompañamos mientras permaneció en las habitaciones hospitalarias pudimos comprobar el magnífico funcionamiento de la Sanidad Pública.


Un pequeño hospital, el del Salnés en Vilagarcía, pero dotado de los adelantos médicos y sanitarios para desarrollar su trabajo en Medicina Interna, en Urgencias y en su Hospital de día de Oncología, y dos grandes centros, Montecelo y Provincial de Pontevedra con su Unidad de hospitalización Oncológica, fueron los lugares en los que se le prestó la atención sanitaria. Un trato magnífico tanto de los médicos y médicas, las enfermeras y los enfermeros como las auxiliares y resto del personal que se encargan de que el día a día vaya pasando de la mejor forma posible para las personas que permanecen en sus instalaciones.


De manera específica, creo que es de justicia resaltarlo, la planta de Oncología del Hospital Provincial de Pontevedra, donde los enfermos reciben el mejor y más adecuado tratamiento, farmacológico y humano, para que sus padecimientos sean los menores. Se trata de un lugar que por nuestra forma de pensar siempre queremos tener lejos de nuestros pensamientos, pero que ocupa la mayor de tus atenciones cuando vives horas en sus dependencias y ves como las personas que permanecen en una de sus camas reciben los mejores cuidados para que el tránsito, en verdad muy doloroso, se haga de la mejor forma posible tanto para el enfermo como para sus familiares.


Me sumo a esa estadística hecha pública de que ocho de cada diez gallegos queremos que ante un problema grave sanitario nos ingresen en un centro público por sus equipos, por su personal cualificado y por los métodos utilizados. Allí es donde se recibe una atención magnífica.


Mi agradecimiento y el de mi familia a los profesionales de los hospitales en los que tuve que permanecer muchas horas. A esos profesionales les animo para que sigan trabajando de la forma que lo hacen con el fin de que ese tránsito que todos debemos de pasar sea de lo más llevadero posible.

Ayudar al enfermo en el tránsito más difícil

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