Las batas blancas, en este caso las de los médicos/as procedentes de muchos puntos de España y contados por millares, han vuelto a inundar las calles de ese Madrid que en sus zonas céntricas suele ser el circuito permanente de las reivindicaciones de colectivos que demandan ayudas o soluciones desde la administración central. En esta ocasión los facultativos de Medicina han mostrado su rechazo al borrador del estatuto marco de los profesionales sanitarios que pretende regular las condiciones laborales de los trabajadores del Sistema Nacional de Salud, que presentó el Ministerio de Sanidad, y piden un documento propio que recoja las condiciones laborales de la profesión médica y facultativa.
Todos juntos caminaron buscando el objetivo común de que el Ministerio de Sanidad se siente a negociar las condiciones propuestas por colectivos profesionales, sindicatos médicos, colegios médicos, sociedades científicas, residentes y los propios estudiantes que en su momento serán profesionales sanitarios.
Demandan un estatuto propio de la profesión médica y facultativa con la finalidad de que se regule todo lo relativo a la formación, el desarrollo laboral y la responsabilidad de los profesionales. En sus peticiones hablan de que el médico/a debe trabajar en las mejores condiciones y que estas no perjudiquen su salud y que todo ello sea compatible con la conciliación familiar. Mencionan también que las jornadas laborales suelen ser muy superiores a las de otros trabajadores, las guardias obligatorias, así como el sistema de incompatibilidades que se les quiere aplicar.
Hay que recordar que el estatuto marco es una ley básica que regula las relaciones laborales de los profesionales sanitarios y no sanitarios que trabajan en el Sistema Nacional de Salud. El actual data del año 2003, y desde hace un par de años el ministerio negocia con los sindicatos un nuevo texto sin que hasta el momento se produjera un acuerdo que satisfaga a las dos partes. Para la ministra de Sanidad, Mónica García Gómez, nadie es más que nadie y están abiertos al diálogo.
Soy de los que pienso que muchos políticos cuando asumen un cargo con firma en el BOE o en los diarios de las comunidades autónomas, suelen cambiar sus postulados que solían defender cuando se encontraban en la oposición. Para mí la actual ministra de Sanidad podría encajar en ese modelo. Debo recordar que esta médica anestesista que trabajó en uno de los hospitales más importantes de la capital de España, reivindicaba de manera permanente temas relacionados con la sanidad pública desde su escaño como parlamentaria en la Asamblea de Madrid. Ella participaba en las denominadas mareas blancas que con sus marchas por las calles madrileñas, sobre todo los domingos, denunciaban los recortes económicos y lo que consideraban como precariedad de la sanidad pública. Mantuvo enfrentamientos políticos muy diversos con la presidenta de la comunidad de Madrid. Ahora desde el mes de noviembre del año 2023 ejerce la máxima responsabilidad del ministerio que se encarga Sistema Nacional de Salud
Sigo creyendo lo mismo que cuando cursaba la licenciatura de Medicina, que la de médico/a es una profesión vocacional y de servicio. Los profesionales que están en contacto con los pacientes en centros de salud, ambulatorios u hospitales, tienen que irse adaptando a las demandas que les presentan, algo que se va adquiriendo a lo largo de los años de experiencia profesional. Por este motivo soy partidario de que se deben escuchar sus peticiones y de que ambas partes tienen que llegar a un acuerdo del que todos saldríamos beneficiados. Las concentraciones de batas bancas deben quedar para que con ellas desarrollen su trabajo en los centros sanitarios.