Hay muchas cosas que están ausentes de la campaña electoral. Todo lo que conlleva el inmenso cambio, en todos los órdenes de nuestra vida, que está afectando y va a afectar aún más a nuestras existencias en muchos sentidos: el tecnológico, en los transportes, en la energía, en la medicina... Y, claro, en la comunicación: los partidos parecen ajenos a la irrupción, imparable, de la Inteligencia Artificial, por ejemplo. Así, algo de lo que todo el mundo habla, en lo que muchos se afanan, está por completo ausente del debate político. Y eso que, ya que estamos con la IA, es algo que preocupa e inquieta no poco a los ciudadanos.
Así lo muestra una encuesta que, desde el foro periodístico que presido, presentamos este martes, donde se muestra que la IA levanta aprensiones sin cuento en la opinión pública. Sin ir más lejos, el 72 por ciento de los encuestados piensa que los medios no les están informando adecuadamente sobre los avances de la Inteligencia Artificial. Peor aún: el 73 por ciento juzga que los medios están contribuyendo a la confusión en la materia. Y solo un 49 por ciento, frente al 46 por ciento que piensa lo contrario, cree que la IA mejorará nuestra forma de comunicarnos, aunque un 75 por ciento se muestra seguro de que la IA favorecerá la proliferación de bulos, de las ‘fake news’. ¿Estamos realmente informando mal los periodistas acerca de las implicaciones que tendrá una nueva vía de comunicación que, según su propio impulsor, Sam Altman, es un peligro? Quizá es que los medios nos estamos limitando a contar lo que dicen los organismos oficiales, más que los expertos; los agoreros, más que los investigadores; los políticos, más que los científicos. Y en política, lo que vemos, ya digo, es un profundo silencio.
Seguir atentamente la campaña electoral te lleva a la convicción de que, con las variaciones que se quiera, seguimos en los mismos moldes, usos y vicios que en las ediciones anteriores. Creo, ya digo, que los partidos tienen escasamente en cuenta el cambio sustancial que se está produciendo en los moldes de la comunicación: las redes sociales siguen siendo objeto de ‘ataques anónimos’ y propaganda subliminal desde ciertas ‘oficinas’ alentadas por los partidos. Lo demás es convencional: mitin, banderolas, publicidad más o menos declarada. El asalto a los programas más vistos de la televisión, desde ‘El Hormiguero’ hasta el de Ana Rosa, pasando por Wyoming, es a lo más lejos que llegan los candidatos, sabiendo que su presencia en estas ‘teles con share’ tendrá reflejo en los medios.
Bueno, la verdad es que Pedro Sánchez ha abierto una rendija, al acudir a un podcast famoso entre los jóvenes menores de treinta años, ‘La Pija y la Quinqui’, que nació en una cocina y ahora tiene audiencias de decenas de miles de personas de entre veinte y veinticinco años. Los ‘estados mayores’ de los partidos saben que el brutal corte generacional en materia de comunicación discurre por caminos distintos a los de siempre; el problema es que son incapaces de acceder a un mundo ‘influencer’ que hace que, de pronto y pillando desprevenidos a los asesores de comunicación -que están en cosas ‘más importantes’- alguien como Ibai Llanos llene el estado Metropolitano con un espectáculo boxístico a su lúdica manera.